Bayonetta 2 Análisis

Platinum Games son, desde Bayonetta, los reyes de los juegos de combos, acción y mujeres. Aunque la polémica pueda envolver a la figura de su protagonista, también lo hacen varios kilos de pelo y vísceras de ángeles que ha pateado con sus pistolas de tacón, por lo que solo podemos hablar de lo magnífica que es y de lo bien parada que sale en esta secuela.

Aunque es un juego que no parece pegar mucho a Nintendo – por aquello de la desnudez evidente y la ultraviolencia evidentísima –, su particular estilo, que no exista nada más como Bayonetta 2 en el mercado y que esté pensado para un público muy especial sí lo hacen un candidato perfecto a juego nintendero. Y su gusto por la diversión pura y dura envuelve esta idea a la perfección.

Bayonetta 2 lo tiene todo muy clarito

Bayonetta era un juego de encadenar combos hasta llegar a resultados explosivos y de esquivar los golpes de tus enemigos en el momento preciso para devolverles la afrenta con la mayor brutalidad posible. Bayonetta 2 es exactamente eso, solo que con nuevos enemigos, nuevas armas y un nuevo modo de castigar al contrincante.

Este nuevo modo es el Clímax de Umbra, que permite utilizar todas las esferas de magia acumuladas esquivando y combatiendo para dotar a los ataques de Bayonetta de más fuerza, más distancia y más todo. Los resultados son espectaculares y ya lo colocan por encima de su predecesor en cuanto a peleas.

Evidentemente, es un juego muy continuista, pero no pasa nada por seguir andando un mismo camino. Además, no se repiten armas más allá de las pistolas principales y los enemigos, aunque con ideas similares a los del primer juego en sus patrones de ataque y demás, tienen nuevos diseños y alguna que otra sorpresa.

Cuando Cereza te vacila, tú te callas y lo asimilas

Controlar a Bayonetta es como jugar a la guerra con una bailarina de ballet: la gracilidad de cada movimiento de stick viene acompañado de una brutalidad propia de un Panzer que lanza patadas sobredimensionadas a través de portales cósmicos creados con el propio pelo de la bruja. Sí, Bayonetta es velluda. Y casi podríamos argumentar que feminista.

Dominar sus movimientos y la gigantesca cantidad de combos que se pueden labrar con la diferente combinación de sus armas, que en este juego engloban espadas gemelas, un látigo con mucho área o un martillo pesado y lento que da unas hostias que ni dios – esto es casi literal – puede ignorar.

Y como siempre, la combinación de los movimientos perfectos con el Tiempo Bruja consiguen que jugarlo sea, como decíamos, un baile, una cosa rítmica, precisa hasta el absurdo y mortal para los pobrecitos y feos ángeles.

En el cielo o en el infierno...

Bayonetta 2 también se luce con su diseño. Al margen del corte de pelo que gastan Bayonetta o Jeanne, los enemigos y escenario siguen siendo un espectáculo, incluso pese a que Wii U no tiene la potencia de PS4/Xbox One o no aguanta los 60fps estables con intensidad que genera el juego de Platinum Games. En esto sí es como PS4 o Xbox One.

El caso es que los ángeles siguen siendo una mirada tenebrosa del ser humano y de la divinidad, a la que ahora se suman la mecánica y animal representación de lo infernal, a medio camino entre lo futurista y Lovecraft. Desde luego, esta visita a los infiernos con Platinum Games haciendo de Virgilio es grata y espectacular, aunque quizá algo breve.

Clímax e historia infinitos

Como cabría esperar, la historia de Bayonetta 2 no tiene ni pies ni cabeza, y más de uno acusarán a Platinum de haber reciclado mucho del primer juego; pero eso es una tontería: si alguien busca una historia impresionante en un juego que se escribe con los miembros cercenados de ángeles y demonios, ese alguien necesita algo de ayuda.

Los acontecimientos vividos por Bayonetta, Jeanne y compañía son una mera excusa para ligar diferentes escenarios en los que descencadenar toda nuestra furia femenina, ya sea a pie, a lomos de un robot, de un caballo con 6 patas o de un cazabombardero en una fase en homenaje directo a los shoot em up – algo que Platinum cuela en todos sus juegos últimamente.

Al menos, sirve para explicar un poco mejor todo el mito de los Ojos del Mundo y el pasado de Bayonetta.

Mejor cuanta más gente

Bayonetta 2 tiene una novedad con respecto al predecesor: un modo cooperativo. En él, Bayonetta, Jeanne y, ojo con esto, Rodin, participan por parejas (esto es, que juegas tú y otra persona) en sucesivos combates, a cada cual más peliagudo y complicado.

Es entretenido y una forma de dar más longevidad al juego – os reto a decir que sus 12 horas son pocas tras pasároslo una vez en la dificultad Clímax Infinito –, además de que el combate cambia mucho en manos de Rodin, que es poderosísimo pero no tiene Tiempo Bruja. Obvio.

Bayonetta 2 es todo lo que tenía que ser

Alguien en lo más alto, o en lo más profundo, debe estar de parte de Bayonetta y de Platinum Games, por mucho que ambas partes se dediquen ponernos delante los culos de ángeles y demonios para patearlos y hacernos pasar el rato, porque Bayonetta 2 es todo lo que se podía pedir de él.

Ni una pega a este amalgama de complicada exaltación de la feminidad, de la acción salvaje, del ritmo, de la extravagancia vistual y del videojuego entendido como una mecánica divertida y absolutista. Quizá el único punto negativo sea que el GamePad tiene una batería de pena y que se acaba a mitad de una partida de 5 horas...