Sid Meier's Civilization: Beyond Earth Análisis

Si la historia y la tecnología eran el patromonio de Sid Meier’s Civilization: Beyond Earth giraría en torno a la ciencia, en un sentido amplio, desde la que permite que los cohetes vuelen hasta que es pura ficción y nos permite imaginar nuevos mundos conquistados por el hombre y plagados de alienígenas que casi parecen bestias mitológicas.

Civilization: Beyond Earth es un gran juego de estrategia, un gran 4X para ser precisos. No debería extrañar a nadie, que Firaxis llevan dos malditas décadas haciendo este tipo de juego y ni uno solo podríamos decir que les ha salido peor que el anterior. Diferente sí, pero peor no. Y en este caso, es lo más diferente que podemos echarnos a la cara con el nombre Civilizatión.

Civilization: Beyond Earth es otro mundo

Beyond Earth es una oda al descubrimiento y el avance del ser humano, incluso si esto último supone sacrificios y conflictos. Está lleno de ideas, datos y tiene una mecánica que se pliega perfectamente a esta idea de que el ser humano está en una nueva frontera de su historia. Es una sensación ciertamente agradable.

El juego comienza, a diferencia del resto de la saga, en el año 2600 d.C., con el primer asentamiento de los refugiados que han huido de la Tierra. Y todo lo que hacen está pensado desde un prisma de ciencia ficción muy bien digerido para un juego de estrategia. Ya no se descubre la escritura, se enseña Astrodinámica.

La estructura de hexágonos no ha cambiado y siguen siendo un bonito mosaico, aunque esta vez sobre plantaciones de hongos en lugar de sobre civilizaciones pasadas, pero los obstáctulos e ideas de fondo son las mismas. Si has jugado a Civilization V, nada te resultará extraño y no necesitarás apenas tiempo para echar miles de turnos de una asentada.

Obviamente, detrás de esa cotidianedad hay siempre cambios, que aunque menores, son muy inteligentes y cambian poco a poco la manera de hacer las cosas. Casi nos atreveríamos a decir que Civilization: Beyond Earth convierte la fórmula en algo más, por resumirlo en una palabra, eficiente con estos minicambios.

Alianzas complicadas

Civilization: Beyond Earth obliga al jugador a escoger una afinidad durante sus partidas. Este sistema de ‘personalidad’ es profundísimo y afecta a todas las facetas de la jugabilidad, desde el diseño y la mejora de unidades hasta las relaciones diplomáticas con la IA, donde está la chica de este sistema, pues se puede confrontar fácilmente con otros humanos que ‘piensen diferente’ a ti.

Donde más se nota es en el desarrollo científico de tu civilización. No es nada fácil encontrar un camino a seguir, eso para empezar, pero una vez lo miras en perspectiva, se generan problemas muy interesantes. Qué es mejor, ¿desarrollarse para los problemas a corto plazo o pensar con un poco de cabeza? Porque es posible hacer una de las cosas, no ambas.

Sociedades más complejas

Donde Civilization: Beyond Earth no es tan de ciencia ficción es con el tratamiento de tus civilizaciones y de sus recursos. La obtención de recursos está íntimamente ligada a ciertas unidades y edificios, de modo que el potencial de tu mundo para crecer depende mucho de la gestión y de tu zona, porque no siempre encontrarás los recursos que quieres.

Y tus ciudadanos ya no asocian la felicidad solo a los recursos, ahora exigen también estar sanos y que el mundo alienígena no los afecte negativamente. Mucho cuidado con el miasma. Mantenerles en buen estado es muy complicado, la verdad, pero no mantener la atención sobre ello puede llevar a dolorosos conflictos inteernos.

Una vez más, el dulo entre pensar a corto plazo (cuidar de ellos) o de hacerlo a largo plazo (desarrollar tecnologías para que se adapten mejor) sigue estando de fondo. Y es fantástico, aunque muy exigente. Un jugador de Age of Empires se volvería loco con todo esto.

Menos es más, más o menos

En general, Civilization: Beyond Earth parece haberse deshecho de muchas ideas que plagaban los anteriores juegos y que los volvían excesivamente oscuros, quizá por eso tras muchas horas de juego seguimos descubriendo pequeños detalles que no habíamos tenido en cuenta. Esto lo vemos como algo positivo, pero seguamente saque de quicio a ciertos jugadores.

Tranquilos, que no es fácil, especialmente en lo que se refiere a las condiciones de victoria, que ahora hasta implican qué tipo de relación estás llevando a cabo con tu mundo. Ganar, sobrevivir, parecen actos de puro equilibrismo entre muchos elementos no siempre evidentes, lo que en parte ha sido siempre el encanto de la saga.

Obviamente, esto siempre provoca ciertas frustraciones. En el caso de Civilization: Beyond Earth, suelen llegar por parte de la IA del ordenador, que ha sido muy mejorada y que parece hacer trampas constantemente; pero también por las unidades, que no se diferencian todo lo que nos gustaría entre sí. Minucias, quizá, pero hay que mencionarlas.

Civilization: Beyond Earth es otro paso para Firaxis

Acostumbrados a que los grandes exclusivos se queden en las consolas, nos gusta ver que también existen sagas solo para ordenadores que destacan por su saber hacer. La saga Civilization siempre ha sido una de ellas, y Civilization: Beyond Earth es un ejemplo más del buen hacer de Firaxis.

No es un juego para cualquier tipo de jugador, pero Civilization V sigue ahora mismo en Steam como el quinto título más jugado del día. Está claro que su fórmula de pequeños y constantes retos, de equilibrismo imposible entre muchos elementos, sigue eniendo tirón. Siempre acabas queriendo echar un turno más. Y luego otro, y otro, y...