Análisis de Bravely Second - Mejor que los últimos Final Fantasy

Aunque muchas veces las secuelas no son recibidas por su reiteración en las mismas ideas, tenemos que empezar el análisis de Bravely Second alabando precisamente eso, que hayan insistido en los mismos apartados que Bravely Default y que los hayan hecho mejores de lo que ya eran antes.

Esta nueva saga de JRPG de Square Enix, que parece una heredera de Final Fantasy pensada para consolas portátiles, brilla en su sistema de combate, en su particular apartado gráfico y tiene algunos momentos de camaradería y amistad que, aunque son muy inocentes, siempre alegran en la era de lo serio y lo badass.

Bravely Second es justo lo que tenía que ser

Bravely Second tiene dos grandes apartados que lo hacen fenomenal y que, en cierto modo, lo diferencian de otros del género: el combate y el desarrollo de personajes. Aunque ambos aspectos son fundamentales en los JRPG, Bravely Second los postula de una manera diferente y la mar de interesante.

La historia y los personajes puedan dar un poquito más igual, hasta el punto de que tampoco te pierdes nada si te saltas las conversaciones en algunos momentos, y esto contrasta con otros juegos similares, donde meterse en el mundo parece algo fundamental para vivir la experiencia del juego.

Que la historia se vea venir hacia la mitad del desarrollo del juego tampoco ayuda demasiado, claro, pero lo dicho: encariñarse con Yew, Magnolia, Edea y Tiz es lo único realmente necesario para disfrutar de ella, pues el resto podría obviarse.

Grandiosos combates por turnos

Si decimos esto es porque el sistema de combate es tan entretenido que uno siente ganas constantemente de subirse la frecuencia de los encuentros – esto puede hacerse a la inversa si andas mal de salud y quieres huir.

Todo funciona por turnos, claro, pero estos pueden romperse usando el comando de Brave (que te permite usar un turno extra por adelantado) o de Default (que te permite recibir menos daño y ganar un turno a gastar cuando quieras). Combinarlos bien y crear estrategias específicas para los enemigos es fundamental.

Así, a veces conviente gastar cuatro turnos (a riesgo de quedarse otros cuatro sin hacer nada y expuesto al enemigo) para acabar rápidamente con un grupo de enemigos sueltos y más débiles. Otras, contra jefes, conviene usar el Default a menudo y acumular turnos para hacer ataques combinados o más potentes dependiendo del personaje.

Es imposible vencer a ciertos enemigos jugando a lo loco, ya os avisamos; y, a veces, ni con una buena táctica es posible si no tienes un buen nivel. Por fortuna, grindearlos es muy divertido, algo que lo mismo os sorprende leer.

Esto se debe a que es posible tener combates consecutivos donde no se regeneran los Puntos Brave gastados, pero se acumula un multipicador de experiencia (con los que es sube de nivel), dinero y puntos de trabajo (con los que se suben los oficios). Encadenar un x2.0 y ganar el doble gracias a una buen gestión de los PB en batalla es genial, en serio.

Construye los mejores personajes

El otro gran apartado de Bravely Second, decíamos, es el desarrollo de personajes. Configurar al guerrero o al mago o a la mezcla de ambos perfectos será una obsesión de cualquiera que se empape de Bravely Second.

Lo más normal es que vayas creando dos guerreros, un mago y otro mago/guerrero para sobrevivir a las batallas más complicadas, y para ello necesitas oficios, que se consiguen derrotando a enemigos muy concretos en batalla y que a veces son exclusivos: o el oficio del invocador o el del samurai. Y así, en varias ocasiones.

Es una puñeta porque no siempre sabes cuál es el mejor de los dos, pero siempre puedes guardar la partida estratégicamente y probarlos un poco antes de decidirte por completo. Pero tranquilos, los oficios excluyentes son los que dependen de las misiones secundarias, aunque también son los mejores luego.

Sea como fuere, ir mezclando diferentes oficios para probar estilos, para ganar habilidades concretas que luego puedes usar con otra clase – ya sea de forma activa o pasiva, dependiendo de cada habilidad – y para entender qué estrategias funcionan bien en conjunto es algo que entretiene más que los diálogos y la historia de Bravely Second.

Bravely Second sabe rehacer a su manera los JRPG

Así que ahí queda eso, que no queremos entretenernos más en minucias. Solo destacar que gráficamente, el juego sigue siendo fabuloso e hipnótico, al menos para lo que es Nintendo 3DS, aunque nos gustaría haber visto mejores gráficos o que no hubieran reciclado por completo ciertas ubicaciones ya conocidas por Bravely Default.

Aún con esto, Bravely Second es divertido en lo que más importa: en la jugabilidad y en el desarrollo de la misma a medio y largo plazo. Esto no es algo que se pueda decir de todos los JRPG, que muchas veces se obsesionan con las conversaciones largas y los discursos moralistas y de ideas demasiado absurdas.

No es que no haya una pizca de esto en Bravely Second, por supuesto, y la historia es arquetípica también, pero brilla con tanta fuerza en su combate y en la elección de los oficios que no se le puede negar que es un buen juego. No se nos ocurre mejor manera de desempolvar vuestra Nintendo 3DS.