Análisis de Fast Racing Neo - F-Zero de marca blanca

El último F-Zero de Nintendo se lanzó hace 12 años, hace dos generaciones de consolas. Nintendo tiene una deuda enorme con los fans de la velocidad y parece que la ha empezado a saldar con el lanzamiento de un clon algo más pequeño en escala llamado Fast Racing Neo.

Ojo, que esto no significa que Fast Racing Neo no sea un gran juego. Todo lo contrario: entiende muy bien lo que hace que un juego futurista de carreras funcione como es debido y transmite esa sensación de descontrol, de ir al límite y, por supuesto, de velocidad absurda que todo buen juego del género debe tener.

Fast Racing Neo es un buen clon de F-Zero

Fast Racing Neo ha sido desarrollado por Shin'en, un estudio alemán que parece oponerse al aciago presente de la saga F-Zero y que se ha cascado un tributo rápido y, por momento, algo escaso, pero que entiende la base de lo que debe ser un nuevo juego de dicha franquicia a la perfección.

No podemos culpar al juego por su contenido, la verdad. Es evidente que los recursos de Shin'en no son los de Nintendo y que se ha tenido que rebajar el número de naves (10), pero los escenarios son variados y complejos y la sensación de velocidad es inmejorable desde la primera carrera hasta la última.

No todo es copiado y pegado, ojo. La mecánica de intercambio de colores de Fast Racing Neo es algo que nos gustaría ver en un F-Zero de alguna manera: los boosts de velocidad van por dos colores, azul o naranja. Al conducir, debemos activar uno u otro en los propulsores de nuestra nave para hacernos con el acelerón de turno.

Usar bandas de colores para los boosts es una buena idea

Parece un truco muy tonto, pero hace que la tensión en el circuito sea aún mayor y te obliga a estar pendiente de un ritmo interno que no siempre va a ser azul-naranja-azul-naranja y que te obliga a memorizar de otra manera, no solo por su forma, todos los circuitos de Fast Racing Neo.

Es una idea de diseño muy inteligente y que nos gusta mucho, y una manera muy clara de separarse de F-Zero. Además, las bandas de color normalmente están en la 'peor' posición de una recta, donde peor te viene luego coger la curva que viene a continuación, así que también hay cierto elemento de riesgo.

No tiene demasiada chicha, desgracidamente

Y poco más, la verdad. Los controles son precisos y rápidos, con los gatillos funcionando como impulsos laterales, pero cuesta muchísimo, muchísimo hacerse a ellos si no eres un experto en el género. Fast Racing Neo puede agotar rápidamente a aquellos menos pacientes o que no sean muy fans de la velocidad.

La curva de dificultad realmente es un problema para este juego, pues el más mínimo error en la dificultad más baja te dejará vendido. Por fortuna, practicar es gratis y el modo multijugador local, de 2 a 4 jugadores, es una maravilla y un guiño a cómo se jugaban antiguamente los juegos de velocidad.

Echamos mucho de menos a F-Zero y a Wipeout

Pese a su dificultad y a alguna escasez de contenido, Fast Racing Neo es un fantástico conglomerado de velocidad, de grandes escenarios y de una mecánica rítmica que los nostálgicos recibirán con los brazos abiertos y que puede dar más de una tarde de tremenda diversión con los amigos.

Obviamente, tiene sus defectos, pero no pensamos que sean tan importantes, sobre todo cuando es lo más parecido que vamos a tener en mucho tiempo a un F-Zero en una plataforma de Nintendo. Con un poco de suerte, los creadores de Wipeout nos lanzan antes su Formula Fusion en PS4 y Xbox One para matar el mono otro poquito más.