Dead Rising 3 Análisis

    Dead Rising 3 nos ofrece zombies en exclusiva para Xbox One en el estreno generacional de la plataforma de Microsoft. Un título de Capcom algo peculiar para comenzar la next-gen con una sonrisa en la boca… o no.

    Dead Rising 3 es una historia curiosa. Digamos que hay pruebas suficientes para pensar que el juego está más que terminado desde ya hace algo más de dos años, y que de su primera e hipotética versión preparada para PlayStation 3 y Xbox 360 a la que tenemos hoy en One hay unas cuantas diferencias que saltan a la vista. Eso sí, cuando te paras a pensar en lo que ha terminado siendo la máquina de Microsoft y lo que podría sido si se hubiese dedicado el desarrollo enteramente a la máquina de nueva generación, acabas algo decepcionado. A pesar de ello, tiene una serie de elementos que con un poco de suerte y algo más de tiempo convertirá a la producción, seguramente, en una obra de culto.

    Comienza mal, terriblemente mal, igual que la mítica primera entrega, pero hay un momento del juego en el que la mecha prende y de golpe estás totalmente inmerso en la experiencia. Es chabacano, cutre y poco vistoso, quizás uno de los peores ejemplos con los que comenzar la generación, pero dentro de esa rudeza se oculta algo mágico que no se puede encontrar en muchos juegos de hoy. Esa mecha prendiendo te agarrará a la silla y ya no querrás hacer otra cosa más que acabar la aventura de Nick y saber en qué acaba todo el percal acontecido en Los Perdidos. ¿Por dónde comenzar? Hablemos del mecánico y de su absurda y extraña tropa de amigos y enemigos.

    Todo tipo de zombies

    En Dead Rising 3 nos presenta a un huérfano random

    Nick es imbécil. Es así de simple. Un auténtico memo de buen corazón sin carisma alguno, huérfano y que, oh, tiene un tatuaje misterioso y un amigo de la infancia con otro tatuaje e idéntica condición familiar. Clichélandia se vuelve a hacer realidad con un amorío tonto con una gótica de medio pelo y una mecánica (literalmente) tarada que nunca llega a explicar la relación con el protagonista. Más allá de eso, un ejército de pazguatos secundarios sin consistencia alguna en la que aguantar un guión que chorrea tontería por todos y cada uno de sus costados. A pesar de esa estructura, la mecha acaba prendiendo si has jugado a los juegos anteriores. Hay un golpe mágico que te obligará a seguir jugando, si no has jugado a los dos (tres) anteriores, probablemente, Dead Rising 3 no sea la mejor aventura a la que puedas enfrentarte con el estreno de una flamante y esperada máquina de nueva generación.

    No está a la altura de esta generación

    La habilidad especial de Nick, por extraña que parezca, es la capacidad de mezclar cosas. Si bien ya conocimos a Chuck Greene y los milagros que era capaz de realizar con algo de cinta americana, lo de Nick pasa de castaño oscuro cuando puede, incluso, combinar vehículos y crear construcciones asesinas dignas de un sádico de mente enferma. A pesar de lo tonto de la idea, en la práctica acaba funcionando francamente bien, y se pueden encontrar en esos vehículos algunos de los momentos más inspirados dentro del videojuego de Capcom Vancouver. Entre las armas, también, hay algún homenaje pasado de vueltas a la empresa japonesa que merece un sonoro aplauso.

    Desgraciadamente, se echa de menos la dificultad exhibida durante las dos primeras entregas, y aunque el reloj continuará siendo importante en el devenir de la aventura y en la batalla por la supervivencia de los protagonistas, ya no juega un papel crucial en el devenir del juego. Tampoco salvar supervivientes es como antaño: la gran mayoría de ellos, una vez salvados toman el rumbo hacia destino desconocido y nunca más vuelves a saber nada de su existencia. Sin embargo, los supervivientes tradicionales que te acompañan llegarán incluso a añadirse a tus filas y a acompañarte a lo largo y ancho del mapa de Los Perdidos, convirtiéndose en máquinas de triturar carne humana.

    Una buena y malísima opción

    Como no podía ser de otra manera, la producción está repleta de todo tipo de coleccionables y misiones extra que, en caso de acabar gustándonos el juego, nos llevarán a explorar y sacar más partido a las múltiples misiones extra que no podrás completar en la primera partida. En realidad, Dead Rising 3 es muy Dead Rising, mucho más de lo que podríamos haber pensado en un principio, y eso nos lleva a respetarlo por su valentía y por haber querido poner un título nada condescendiente con el nuevo usuario que aterriza en la nueva generación… aunque no sea oro todo lo que reluce.
    No conseguimos empatizar con el personaje principal

    Tiene multitud de defectos inexcusables, y parece que el tiempo que ha estado paralizado entre su puesta a punto para la nueva generación y su posterior lanzamiento ha servido para hacer una serie de DLCs del todo decepcionantes que lejos de sumar a la experiencia, restan absolutamente. No obstante, si lo tuyo ha sido la aventura de Nick y sabes a qué te enfrentas cuando pones 60 euros para hacerte con los servicios del mecánico en exclusiva para tu Xbox One, la compra únicamente podrá sorprenderte.

    Dead Rising 3 es una opción a tener en cuenta si sabes a qué te enfrentas. Si nunca has tenido el placer de lanzarte a la caza del zombie con Capcom, probablemente, sea lo más parecido a tirar el dinero por el retrete. En caso de gustarte lo amarás; en caso de odiarlo querrás prenderle fuego. O lo amas o lo odias, un juego sin término medio.

    6

    Pros y contras

    • Sucio y vago, pero satisfactorio
    • La mecha que prende
    • Puro Dead Rising
    • Sin experiencia Dead Rising previa, un suicidio
    • Garrulo y cutre
    • Si no prende la mecha… mal asunto

    Dead Rising 3

    Disponible desde 22 october 2013

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