Dark Souls II Análisis

    ¿Sabéis que ya tenemos un aspirante a GOTY 2014? Sí, se llama Dark Souls II y es tan bueno, adictivo e imposible como el anterior. Tras más de 100 horas con él, este es nuestro análisis:

    From Software dijo que Dark Souls II iba a ser 'accesible'. Creo que se equivocaron de palabra, quisieron decir que iba a ser más flexible. Tampoco es un adjetivo que tranquilice a los acérrimos de la saga, a esos valientes que pelean una y otra vez contra el muro imperturabable que es Dark Souls; pero no tienen nada que temer en realidad: Dark Souls II también te humilla y te deja al punto del llanto. Y por eso, sigue siendo igual de bueno.

    Dark Souls II es un título digno de su nombre

    Si venís buscando una respuesta a “¿es mejor o peor que Dark Souls?” vais a tener que resolver vosotros solitos esa incógnita. Jugándolo, digo. Una cosa sí os puedo decir: este juego es muy bueno, es fundamental, es algo que nadie más que From Software se atrevería a hacer y es una experiencia llena de emociones enfrentadas: a la felicidad le sucede el terror, que viene sucedido por el triunfo, al que solapa la desesperación, y así todo el rato.

    Dark Souls II es una montaña rusa de emociones...se le nota en la cara

    Tras un tutorial mucho mejor planteado que en ninguno de los otros dos, Dark Souls II te deslumbra: Majula, el nuevo nexo (a lo Demon's Souls), sorprende por la cantidad de luz con la que está bañado. Bendito sea el sol, ¿de verdad es tan diferente es el mundo de este juego? Depende. Dark Souls II sucede en espacios más abiertos y al aire libre que su predecesor y no se corta al mostrar estampas bellísimas, pero también sabe ser feo, feo, feo.

    Y no pasa nada, este desequilibrio puede plantear preguntas sobre qué puñetas estaban haciendo en From, además de bajarle los gráficos al juego, y la jugabilidad se resiente. Y mires donde mires, estos entornos siguen llenos de misterio. No, esos barriles explosivos en la muralla no están ahí por casualidad, ni esa ventana estallada bajo la cual hay una jauría de perros rumiando unos huesos.

    Una estructura más lineal

    En el larguísimo camino que se recorre durante este juego, se visita todo un nuevo mundo, Drangleic, que se nutre de su propia mitología y personajes, aunque siempre lanzando una miradita atrás al anterior juego para mantener su rumbo firme. Las referencias al anterior se dejan notar en la temática y la estructura de ciertos niveles, así como en algunos jefes, pero esto no es síntoma de cansancio o pereza: From Software es muy consciente de su particular mito y siempre va a reinterpretarlo.

    Eso de ‘recorrer un camino’ es algo literal, por cierto. Es posible que el punto más polémico de Dark Souls II sea su estructura mucho más lineal, pues Dark Souls II no conecta todas sus estancias formando una telaraña, de ahí que se pueda saltar de una hoguera a otra desde el principio del juego. La variedad de lugares es mayor gracias a esto, y así presume luego el juego con muchas estampas geniales o con una tasa de frames más amable con el cerebro humano.

    Vida y muerte

    Es una estructura que recuerda a Demon's Souls más que a Dark Souls, pero no es el único aspecto tomado del primer juego de la saga Cada vez que mueres, tu vida desciende un porcentaje fijo que llega hasta el 50% del total si mueres continuamente. Y aunque al principio no parece gran cosa, ese 20% de vida que has perdido tras cuatro muertes ya cuenta como un golpe menos que aguantas.

    Combates en Dark Souls II

    A su vez, la vida se recupera poco a poco y no de golpe, como en los anteriores juegos, la obsesión por curarse constantemente se extrema hasta el absurdo. Y encima, hay menos frascos de Estus: se empieza con uno y para aumentar su eficacia o cantidad hay que encontrar objetos concretos. Y no, no se pueden mejorar en cualquier sitio: hay que ir a Majula, donde la una señorita aumenta el nivel de tu personaje y refuerza los frascos.

    Tú contra el mundo

    Las estadísticas, por cierto, también han sufrido variaciones y es difícil trampear ciertas cosas. No entro a detallarlo porque es tan complejo como los patrones de los enemigos y los combates, que también han sido remendados: olvídate de llevar siempre el escudo en alto o de recuperarte tras un golpe fuerte con tanta velocidad. Incluso algunas armas funcionan diferente y tienen nuevos movimientos, como la cimitarra.

    En todo caso, los enemigos siguen siendo impasibles y por muchas veces que los mates, siempre van a sorprendente. Eso sí, cuidado con matarlos muchas veces, que ahora desaparecen y te rompen en seco tu triste táctica de farmear objetos y niveles. Ahora hay que ser bueno para pasarse el juego.

    Es curioso que lo que todo el mundo temía, que el juego se acercara al público menos ambicioso, haya resultado en un equilibrio de mala leche y ayudar al prójimo como éste. Cosas como poder resetear el personaje usando un objeto determinado ayudarán tanto a quienes haya metido la pata subiendo de nivel como al experto que quiere probar otro personaje en el Juego Nuevo +, así que todos felices.

    Modo multijugador en Dark Souls II

    El PvP también se ha visto muy alterado. Ahora hay más presencia que nunca de los enemigos, las marcas para convocar ayuda o combatir contra un jugador de otro pacto están por todas partes y hay hasta arenas dedicadas para curtirse el lomo. Y aunque hay invasiones incluso cuando estás muerto, nunca he sentido que el juego abusara de mi mala suerte. Siempre que era invadido, aunque me aterraba, me divertía.

    Es cierto que hay enemigos más sencillos que en Dark Souls, pero eso se compensa con otros que llegas a dar por imposibles hasta la siguiente partida. Este juego quizá tenga un espíritu alterado de lo que es su predecesor en muchos sentidos, como estructura u oscuridad, pero sabe unir lo bello y lo temible con una maestría envidiable que ya quisieran muchos otros. La promesa de vencer en un mundo lleno de adversidades, de conseguir sus almas y de labrarse un personaje poderoso es ya de por sí motivo suficiente para seguir jugando. Y una vez la consigues, no hay una sensación igual en el mundo.
    Enemigos fáciles y enemigos difíciles

    Una obra maestra, de nuevo

    Me dejo muchas cosas por comentar, pero es que es imposible abarcar entero un juego de este calibre: los pactos son un mundo totalmente al margen de la historia principal y están mejor introducidos que antes, aunque sus metas sigan siendo un misterio. Los NPCs no tienen quizás tanto carisma como los de anteriores juegos, no hay ningún Solaire, pero cumplen su función y sus misiones secundarias se agradecen.

    Una cosa está clara: Dark Souls II profesa la misma religión que sus dos hermanos, sigue siendo una prueba al principio inasumible, pero luego reconfortante. Sigue siendo un géiser de emociones de todo tipo y que siempre sabe sorprender. Y lo más importante, su jugabilidad, su mundo online interconectado y el mito que crea, uno igual de digno y memorable que sus antecesores, insisto ya por última vez; son algo que no olvidarás en mucho tiempo. Hasta que salga Dark Souls III, probablemente.

    En una frase, para concluír: ¿por qué es tan bueno Dark Souls II? Porque donde otros son épicos, intensos o bellos en combates, conversaciones o vídeos determinados, este juego lo es cada 30 malditos segundos.

    9

    Pros y contras

    • Puede durarte 1.000 horas
    • El PVP ahora está mucho más presente
    • Jugarlo es un reto, superarlo una conquista
    • No tiene graficazos

    Dark Souls II

    Disponible desde 14 march 2014

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