Donkey Kong Country: Tropical Freeze Análisis

Nintendo tiene una bonita historia de rivales que se convierten en héroes. Ahí está Wario, cuyos juegos poco tienen que envidiar a los de su archienemigo; y también están los de Donkey Kong, que empezó siendo un gorila descerebrado que raptaba princesas y desviaba plataformas a puñetazos y pasó a ser un adicto a los plátanos que rompía barriles a puñetazos y pisoteaba cocodrilos humanoides.

Rare, la buena, la de antaño, se coronó con los juegos del mono sin pantalones pero con corbata y gracias a dios Retro Studios han demostrado ser unos herederos más que dignos porque comprenden muy bien lo que caracteriza a Donkey: el apego al suelo, a lo físico, a rodar y saltar en el momento justo y romper cosas sin frenarse. Esto ya lo vimos en Returns, pero aquí está más depurado aún si cabe.

Donkey Kong Country Tropical Freeze, una bonita forma de hacer el mono

Me atrevería a decir que han llevado a Donkey un poco al territorio Sonic, con acciones que provocan un efecto dominó casi automático, solo que donde el erizo apuesta por la velocidad y el dinamismo, Donkey apuesta por la fuerza bruta, por destruir el precioso escenario que tiene detrás y que le da un encanto y un sentido único el haber sacar este juego en Wii U y no en 3DS. Entre este y Rayman han dejado el palmarés de los juegos de plataformas bonitas muy alto.

La ‘historia’ del juego también justifica el portento gráfico: resulta que las islas donde vive Donkey han sido tomadas por unos invasores del norte que hielan todo a su paso. Así que además de ver los típicos entornos tropicales, habrá un buen sitio para otros más polares. Los enemigos también responden a esa idea, especialmente los jefes finales. Para ser Nintendo, sorprende que no respondan a su regla de tres toques y sean tan deliciosamente complicados.

Country Tropical Freeze es retro, pero no.

Tropical Freeze sabe alternar tremendamente bien entre lo nuevo y lo viejo. Esto que decíamos del cambio de clima ayuda a crear una buena variedad de escenarios, dando como resultado las clásicas pantallas de lava, de hielo, con plataformas imposibles sin suelo, aserraderos con muchas trampas de contacto, etc. Aunque son cosas ya vistas en previos Donkey, Retro Studios se las ingenia para que parezcan algo nuevo.

Por ejemplo, el nivel del aserradero, que con su momento acuático sabe modificar la dinámica del escenario y dejarte desprevenido para la siguiente vuelta a los saltos ajustados. Es verdad que el juego muchas veces exige más memoria y prueba y error que habilidad, pero nunca parece algo injusto, nunca es un castigo. Returns no pecaba de este ‘defecto’, es verdad, pero Freeze no se ve lastrado por él, aunque a más de uno le parecerá una trampa.

Familia de primates

Como cabría esperar, Donkey no va solo en su aventura y cuenta con los cohetes de Diddy para planear un poco por el aire, con el pelo de Dixie para hacer un pequeño vuelo hacia arriba y, ahora, con el bastón de Cranky Kong, que por fin se estrana de verdad en la saga y lo hace… bueno, copiando un poco a Tio Gilito de Ducktales con su salto de muelle. Lo bueno es que puede manejarlo también otro jugador, como a todos los demás personajes, haciendo el plataformeo más cómico aún si cabe.

Por si os lo estáis preguntando, por cierto, no, el mando no se usa para absolutamente para nada. De hecho, se apaga la pantalla para no gastar en exceso. Se puede jugar en él si nos apetece, claro, y hasta se pueden cambiar los controles del stick a la cruceta para los más clásicos, pero ya está. Retro Studios ha dejado muy clarito que no tenían nada que aportar con él, así que para qué perder el tiempo en hacer algún añadido innecesario.

Hacer el mono es lo mejor

Puede que Wii U esté algo desamparada, pero tiene los tres mejores plataformas que se han visto en los últimos años: Rayman Legends, Super Mario 3D World y, ahora, Donkey Kong Country Tropical Freeze, que sin ser una ráfaga de aire fresco, si es un buen conjunto de niveles y plataformeo clásico adaptado a los días y la potencia de hoy.