Zelda: A link between worlds Análisis

Se entiende la necesidad de recordar y repasar aquel hito en la historia de los videojuegos que fue Zelda: A Link to the Past, un título adelantado a su tiempo por habernos presentado, ya por entonces, un mundo enorme y dual que explorar, secretos, unas mecánicas sencillas y a prueba de bombas, puzzles enrevesados y unas peleas contra enemigos finales que se quedaron en el recuerdo. Han pasado los años y hemos disfrutado de muchas otras entregas, pero pocas, por no decir ninguna, consiguieron llegar al nivel de aquel juego de Super Nes.

Pero Zelda no es sólo 16 bits, cosechó jugosos éxitos con el incuestionable Ocarina of Time y el interesante Majora´s Mask, amén de un Wind Waker para Game Cube, y su consiguiente actualización HD para Wii U, fantástico. Sin embargo los que vinieron después no tuvieron tanta fortuna. Quizás sea a causa de una alarmante escasez de ideas frescas, de una estúpida necesidad de anquilosarse en mecánicas clásicas o qué sé yo; pero lo cierto es que ninguno de DS funcionó y el Skyward Sword no se recordará dentro de cinco años, no nos engañemos.



Por esto la demanda de echar la vista hacia atrás, hacia A Link to the Past por parte de Aonuma y los suyos; un tipo que se ha descubierto como un explorador de la saga Zelda, enfrascado en su misión autoimpuesta de averiguar lo que hizo grande a esta saga y poder aportar, así, cosas nuevas y refrescantes a los títulos que a él le toca hacer, lograr que ésta evolucione y haciéndola regresar, a la vez, a esa incertidumbre tan maravillosa de aquellos primeros juegos.

Toda una muestra de cariño a aquel A Link to the Past

Valga este A Link Between Worlds como acercamiento a lo que quiere hacer Aonuma en el futuro. Sin duda, es una buena relectura de lo que fue el título de Super Nintendo. Recupera mecánicas y aspecto general, pero cambia todo lo demás. Los gráficos son preciosos una vez tienes la consola entre las manos, y eso que recibió críticas cuando se mostraron. Los efectos de los que hace gala el juego son brillantes, así como el empleo de las 3D de la consola. La calidad de la producción se nota también en las melodías, toda una delicia.


El ritmo se ha adaptado a los tiempos actuales, es un título ágil pero que sigue apostando por la elegante sencillez de antaño, una que se transmite a los puzzles. Ya no son aquel quebradero de cabeza infernal de antes. Son amables aunque con el punto justo de exigencia para que alcanzar su resolución se disfrute.

Si una palabra bastase para definir este título en comparación con aquel en cual se inspira, ésta sería: accesibilidad. En A Link to the Past era relativamente sencillo quedarse atascado, en éste no. Si te falta un ítem para alcanzar una mazmorra, no hay problema, se te suministra en una tienda a cambio de una golosa cantidad de rupias. Este gesto habilita algo extraño en esta saga: el descubrimiento no lineal de las dungeons. Además, no es algo que merme la dificultad del título. Cuando digo que es un juego mucho más accesible que su musa no lo digo en sentido peyorativo. La apuesta es a favor de un ritmo de aventura más dinámico, obviando pararse a pensar qué maldito cacharro te hace falta y dónde tenías que haberlo recogido. Algo que se nota en la duración del juego, que se acaba en unas doce horas.

Corto y breve, pero tampoco tanto.

Aonuma no sólo ha basado en esto su propuesta de un Zelda basado en A Link to the Past adaptado a las exigencias de hoy, también le ha incorporado nuevas habilidades al héroe que se hermanan a la perfección con las características de la 3DS; siendo él conocedor, como lo es ,de las virtudes de la portátil de Nintendo. Podremos transformarnos en un ser plano, pegarnos a la pared con un graffiti y transitar pegados a ésta. Esta sencilla acción habilita nuevas maneras de entender la exploración en Zelda. Aunque pueda sonar artificial e innecesaria sobre el papel, se deja disfrutar y apunta maneras para el futuro.

Añádele a esta divertida aventura, en la que batallaremos por impedir la resurrección de Ganon, tareas secundarias de recolección e investigación y tendrás la prueba de que Aonuma, aunque nos haya parecido lo contrario por su decisión de poner al bueno de Link a conducir trenes, entiende la saga y la ama.

A Link Between Worlds se siente fresco pese a ser un curioso remake que en realidad no lo es para nada. Es una brillante reinvención, divertida y de lo mejor que nos ha dado Zelda en años, eso sí, una pena que no sea algo totalmente nuevo. Ya hay ganas.