Grand Theft Auto V Análisis

Grand Theft Auto V es, en pocas palabras, una parodia. Un esperpento en el más literal de los sentidos. Y no lo es tanto de Los Ángeles ni de Hollywood, ni de la tecnología, ni del uso de smartphones, ni de las teorías locas sobre el gobierno (estadounidense), ni de Facebook… Grand Theft Auto V se burla de Grand Theft Auto antes que de nada, es una versión en tono de mofa de lo que ya era una mofa. Y se pasa de rosca, resultando muchas veces grosero, estúpido, innecesario, sin gracia… pero maldita sea, cómo nos gusta todo esto.

Grand Theft Auto V da una nueva vuelta de tuerca.

Donde Grand Theft Auto IV metía la pata, con ese mundo serio y gris, con ese protagonista cuyo carisma era muy relativo y que era ensombrecido por los secundarios; GTA V se pasa tres pueblos. Tres: uno por cada protagonista del juego. Además de estos tres personajes, tenemos a Los Santos, una ciudad rica, llena de vida y enormemente inmensa; tanto que parece imposible que entre en unas consolas que ya casi han quedado viejunas y obsoletas y que sirve como telón de fondo de nuestra historia. Incluso podríamos decir que la importancia de LS es tal, que ésta ejerce como cuarto personaje en el juego.

Michael, Francis y Trevor, triunvirato victorioso de esta epopeya de cosas sin sentido, son el motor que alimenta todo. Su interacción es toda una lección de guión que ya podrían aprender los fans de lo cinemático en el videojuego y los personajes que les rodean no solo están bien escritos por sí mismos sino que ayudan a delinear aún más el carácter de cada uno de nuestros protagonistas. Y que no os engañen sus puestos como personajes principales del juego: son tres tipos asquerosos, cada uno a su manera.

Rockstar consigue una y otra vez que nos sintamos cómodos con casi todo lo que hacen para, en un momento dado, golpearnos con la realidad de sus tristes vidas. Poco importa la historia de fondo o de lo que vayan las misiones: los improperios, los líos en los que se meten y todo lo que les sale mal porque son unos cazurros es lo importante.

Esto solo es posible, en realidad, porque todo alrededor de ellos está también muy bien hecho, pero lo dicho: qué más da si ellos son un agujero negro en el que da gusto perderse, en el que no nos importa revolcarnos por mucho que esté repleto de inmundicia. Los protagonistas de GTA V son expertos en arrastrarnos a los placeres culpables... y qué gusto nos da.

Los Santos, ese particular infierno

GTA V me tuvo 35 horas pegado a la consola durante cinco días levantándome para comer e ir al baño. Su mundo es tan sensacional que, cuando por fin salí a la calle, veía las calles funcionando bajo los códigos del juego. Casi me salto un semáforo y tuve la tentación de robar un coche mejor que el mío. Es genial cómo una recreación puede sustituir al referente real gracias a una ambientación tan detallada y lograda. Y por si fuera poco, es posible prolongarlo hasta el absurdo con la modalidad online.

Gran parte de esas 35 horas las pasé pistola en mano, pero también es verdad que muchas otras veces simplemente me perdía por el mundo, lo cual es curioso porque los GPS siempre marcan por dónde ir, dónde está la siguiente misión y demás; pero no importa. Los Santos está hecho para ser explorado y nada se interpone entre ese fin y el jugador.

Rockstar ha creado la mejor ciudad hasta el momento en su saga y se nota en cada bar, en cada barrio perfectamente delineado, en las carreteras llenas de coches, en los saltos bien ocultos y en lo que se disfruta de simplemente ir en moto esquivando transeúntes... o no. La sensación de total libertad que debería caracterizar a todo videojuego de mundo abierto está aquí bien desarrollada. Y nunca, nunca, nunca aburren.

A tiros, siempre a tiros.

Cada protagonista del juego está especializado en un área fundamental de lo que es GTA, así que es normal que para los tiroteos prefieras a Michael o Trevor, pero incluso si juegas con Franklin, pegar tiros es una delicia, como lo es planear el robo de bancos (el principal objetivo del juego), secuestrar coches o liarla en la ingeniosa cantidad de misiones del juego.

No lo han tenido difícil para mejorar sus tiroteos: solo han tenido que mirar a Max Payne 3, el mejor juego de tiros en tercera persona de esta última etapa de la generación, y meter el mismo autoapuntado (debe ser el único juego donde recomiendo jugar con él: es más divertido) y hasta calcar el tiempo bala en Michael. Cubrirse, correr, pegar tiros y demás, si se compara con GTA IV, es cien veces mejor.

Además, la gran mayoría de tiroteos están pensados para ir saltando de un personaje a otro, cada uno con su arma y su posición, por lo que casi parece que uno juega a un shooter cooperativo donde maneja todos los personajes. Si el predecesor inmediato era cansino y plomazo en esto, GTA V es todo lo contrario.

Es verdad que estamos ante una variedad creada de forma artificial: es sencillo plantear situaciones diferentes si tenemos tres personajes con sus habilidades, poderes y secundarios propios, pero funciona tan bien que no importa. De hecho, es una forma de crear continuidad porque no explota en exceso ninguna situación y porque muchos caminos llevan a misiones conjuntas. La mayoría de personajes se mantienen en el tiempo y ayudan a que el ritmo no decaiga.

Para qué te metes en política, hijo

Quizá donde menos brilla el juego es cuando intenta ser polémico. Estamos jugando a matar gente y ser un gangster mientras nos burlamos de tuitstars y vamos a un club de striptease, GTA V no necesitaba ser políticamente incorrecto con misiones como los de la tortura o comentarios sobre el capitalismo o la democracia, sobre todo porque resulta hipócrita en una máquina de hacer dinero como es esta saga.

El trato a las mujeres también deja mucho que desear: no hay una sola que no parezca rematadamente estúpida o rematadamente objetivizada, y siempre son los hombres quienes salen al rescate. Desde luego que es un punto que Rockstar debería repensarse para posteriores juegos.

Una obra cumbre

Pese a los habituales defectos de todo juego en la saga, hemos de aupar a GTA V como una maravilla a la altura de San Andreas, porque permite toda clase de conductas insanas, porque sus personajes no cansan, porque los aborreces tanto como los adoras, por su nivel de detalle, porque las misiones nunca se vuelven plomizas y porque volar en avión es una maravilla. Ahora bien: yo no sé cómo Rockstar va a hacer GTA VI sin tres personajes, o dos como mínimo.