Peggle 2 Análisis

Que levanten la mano quienes crean que una secuela tiene que ser diferente. Vale. Ahora, quienes crean que debe ser más de lo mismo, pero mejor. Ok. Apuntado. ¿Peggle 2 es de lo primero o de lo segundo? Casi diríamos que es de lo tercero: una secuela peor que el original porque no aporta realmente nada a esta especie de pachinko occidentalizado y sin viejos puestos hasta las cejas de sake de por medio.

Peggle 2 se presenta sin novedad en el frente

Peggle 2 ha rescatado cómo se jugaba a Peggle sin hacer ninguna gran modificación. Esto no es grave, se lo aceptamos: cómo se juega sigue siendo extrañamente compulsivo. Decíamos que es una especie de pachinko: hay que disparar una bola de metal y hacer que rebote contra otras de color naranja. Una vez las eliminas todas, pasas de nivel, pero no es tan fácil porque hay unas bolas azules y otros obstáculos para evitar que consigas esto. Además, que lo que tu quieres son muchos puntos, no acabar rápido.

Solo se apunta cuando disparas la bola: una vez está en el tablero, despídete de ella y reza a tu dios o tu corredor de apuestas para que la bola rebote en las paredes y te dé bonificaciones, para que se mantenga un buen tiempo sin parar y para que no sea un tiro en balde y dé a una bola naranja. Evidentemente, parte de todo esto depende de lo bien que apuntes con tu disparo inicial.

Así pues, la magia de Peggle 2 es su mezcla de precisión y aleatoriedad, que consiguen un juego adictivo y de pura premeditación, de esperar siempre lo mejor y verse, solo a veces, recompensado. Además, que no hace falta nunca ser un experto en el juego, un novato puede romper un récord de pura chiripa, pero esto es extraño.

Ausencias estúpidas

Ahora que has batido un récord, ¿qué haces? Bueno, no sabrás si estás batiendo récords ajenos porque, vaya, no hay leaderboards mundiales. Es un despiste que no entendemos que se haya eliminado en la secuela. ¿Por qué se han desecho de esto? Ni idea, y tampoco hay algún sustitutivo evidente.

Lo que sí hay son objetivos opcionales, que algo de incentivo y rejugabilidad a quienes quieran un nivel perfecto cierto por aquello de que te dan logros. Hay varios muy bien pensados y que son un reto de habilidad que ningún novato puede superar por suerte. El problema es que no añaden nada nuevo tampoco y que no hay una sensación de competición contra nadie más que contra uno mismo, y eso no es un reto real. Comparar las puntuaciones con tus amigos era un atractivo fundamental del primer juego.

Otra cosa que no entendemos es que haya menos Maestros Peggle que en el original, lo que a su vez se traduce en que hay menos movimientos especiales para ir probando y experimentando. Para colmo, también es más corto: hay menos niveles y el jugador que ya haya jugado al primero es posible que se pase el juego en dos atracones porque ya está entrenado.

Al menos Peggle 2 cuenta con modo multijugador…

Menos mal que una de las ausencias en su lanzamiento ha sido añadida con un parche. Hablo del multijugador. No hay forma de entender que Peggle 2 saliese sin multijugador, pero lo hizo, y hasta marzo no ha recibido cuatro modos de competición contra amigos. Ninguno es nada del otro mundo, pero al menos resuelven una ausencia que realmente enfadaba a cualquiera.

Peggle 2 no deja de ser un buen juego, uno adictivo y que produce sensaciones fugaces pero intensas. Es muy casual, esto es así, pero eso no nos importa porque sabe entretener. Si no has jugado al original, pese al contenido adelgazado por la dieta del desarrollador vago, te va a parecer una de esas joyitas que se puede catalogar como droga. PopCap ha perdido una oportunidad de hacer algo mejor que el original, eso sí.