Wolfenstein: The New Order Análisis

    Wolfenstein: The New Order es un juego que no se avergüenza de ir contracorriente y resultar antiguo porque sabe que lo viejo es el nuevo ‘nuevo’. Y este es nuestro análisis






    Wolfestein ha tenido unos últimos años bastante reguleros en cuanto a secuelas, por lo que menos mal que Wolfenstein The New Order viene a romper con la maldición del pseudoreboot de hace unos años y acierta directamente en el corazoncito del jugador viejuno que se crió con Quake y que echa de menos ese tipo de shooter descerebrado donde no hay que aguantar a niños de la otra punta del mundo diciendo tonterías online.

    Wolfenstein: The New Order es un shooter antiguo

    A diferencia de todos esos imitadores de Call of Duty que aparecieron en la pasada generación, donde solo Battlefield se salva porque, bueno, supo mantenerse más o menos fiel a su estilo en el modo multijugador; Wolfenstein: The New Order se ha basado en esos juegos de disparos de hace años que triunfaban por una sencilla razón: no querían otra cosa más que divertir de forma simple.

    Esto significa que desde el minuto en que un arma cae en las manos del mítico B.J. Blazkowicz, se pasa el 90% del tiempo disparando a gente a bocajarro, corriendo por pasillos para vaciar la carga de dos enormes escopetas en el pecho de la ‘escoria nazi’ y disfrutando como un canijo con el espectáculo visceral de los tiroteos, las servoarmaduras y el futuro distópico donde el nazismo se ha extendido por todo el mundo.

    No debería haberse tomado en serio a sí mismo

    La ambientación y la historia de Wolfenstein: The New Order es brillante. El punto de partida es tan absurdo que resulta imposible de creer, pero Machine Games ha trabajado duro para que la victoria del nazismo en la Segunda Guerra Mundial sea convincente.

    Más allá de la simbología y el idioma, en los detalles como las conversaciones, los noticiarios y los discos de música es donde más brilla este esfuerzo.

    El problema es que el juego se ha tomado demasiado en serio a si mismo. Para tratarse de un juego de matar nazis y ya está, el trasfondo de Blazkowicz es demasiado serio, así como el de resto de secundarios y las historias de los personajes que se conocen cuando se explora y se interactúa con la base de operaciones del juego.

    Al acabar cada misión o capítulo, Blazkowicz tiene la oportunidad de echar una mano en el refugio desde donde se organiza la resistencia y ver lo duro que es el mundo de los revolucionarios. Y aunque lo intenta, resulta algo brusco y que contrasta demasiado con la jugabilidad descerebrada y veloz que plaga cada segundo del juego.

    De los creadores de Las Crónicas de Riddick…

    En realidad, hay momentos donde no hay que matar a lo loco, sino con cuidado. Las fases de infiltración de Wolfenstein, pese a que el juego parece contrario a esta idea, funcionan sorprendentemente bien.

    Quizá es porque matar a cuchillo a un nazi es tan tarantinesco como brutal o quizá es porque Machine Games está formado por buena parte de los desarrolladores de Starbreeza, quienes trabajaron en Las Crónicas de Riddick; pero sea como fuere: cuando el cuidado y la precisión de un lanzamiento de cuchillo sustituyen a los tiroteos, Wolfenstein: The New Order también funciona de miedo.

    Este es quizá uno de los dos aspectos más contemporáneos de Wolfenstein :The New Order, porque aunque es un juego que abraza sin vergüenza la jugabilidad de antaño, no se corta en introducir bien la infiltración como variedad jugable o perks para mejorar un poquito las habilidades de Blazkowicz.

    No es algo como en el online de Call of Duty, sino de modificadores que se consiguen jugando de una forma particular: matar 5 nazis con infiltración mejora la velocidad al andar oculto, y así con el resto de elementos.

    Estas cesiones bien entendidas a la contemporaneidad, sin embargo, no son nada al lado de poder curarse con botiquines en lugar de con regeneración automática o de recopilar trozos de armadura de los cascotes de los enemigos muertos.

    Sin multijugador y orgulloso de ello.

    Pocos FPS tienen tan pocos complejos como Wolfenstein: The New Order ahora mismo, sobre todo si hablamos del ámbito mainstream. Que Machine Games haya decidido obviar el multijugador, que parece imprescindible para este género, y haya preferido dar una campaña de doce horas con un par de personajes carismáticos (¡viva Frau Engel!) es digno de alabanza.

    Aunque nadie tenía demasiadas esperanzas puestas en este juego, porque recuperar un nombre como Wolfenstein sin sufrir problemas es de por sí una tarea titánica, sobre todo si se hace intentando algo contracorriente; resulta que The New Order es el mejor FPS que se puede jugar en estos momentos y un juego más que excelente para pasar el comienzo del verano si se quiere.

    Su jugabilidad sencilla, pero exigente en cuanto se sube al nivel difícil, y su cariño por cómo se hacían antes las cosas, son dos aspectos tan importantes como lo bien que se ha adaptado algo tan ajeno como la infiltración a la matanza indiscriminada de nazis con un arma en cada mano. Machine Games se han lucido con un pequeño homenaje a los orígenes del género.

    9

    Pros y contras

    • Las armas son limitadas, pero muy bien diferenciadas entre sí
    • La infiltración es entretenidísima
    • Jugablemente impecable
    • Que seas de la generación Call of Duty
    • Gráficamente no es un portento
    • La historia sobra casi siempre

    Wolfenstein: The New Order

    Disponible desde 5 september 2014

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