Valiant Hearts: The Great War Análisis

Si algo hacen bien nuestros vecinos franceses, además de sufrir chistes sobre cobardes, es producir cómics y novelas gráficas de calidad intachable. Allí está Angoulême y su festival, el más importante a nivel europeo de banda diseñada. En este trabajo de Ubisoft Montpellier, si sois seguidores de dicha expresión artística, encontraréis un cariño absoluto a tan maravillosa tradición francesa.

Porque expresándose como un cómic, Valiant Hearts desarrolla una historia madura que se cuenta por capas: a través de la propia narración del título, mediante los objetos que nos encontramos en nuestra aventura y con lo que sucede a nuestro alrededor, fusionando con maestría la manera de contar un relato de la novela gráfica y del propio videojuego.

Valiant Hearts es una historia, dura, y maravillosamente ilustrada

Demostrando que conoce muy bien ambos mundos, el videojuego sorprende también gracias a su jugabilidad, una exquisita. Valiant Hearts es una aventura gráfica, pero para nada lo es al uso. Se suma a la nueva ola de las mismas que tiene como misión revitalizar este género tan querido fusionándolo con otros , en este caso, con la acción, el sigilo y la exploración, hasta atreviéndose a plantear tramos musicales y peleas contra bosses; sí, peleas.

Lo bueno es que lo hace todo muy bien, hasta pasarle la mano por la cara al trabajo de Telltale Games y al de Quantic Dream. Ambos se atreven a introducir estos elementos alejados de la aventura gráfica que llevan en su corazón, pero en los instantes en los que el desarrollo normal cambia para sumergirse en un tiroteo, el juego se va a la porra.

Ubisoft sigue demostrando que, cuando se viste de indie, acierta

Eso no le sucede a Valiant Hearts, que tan pronto te tiene solucionando puzzles como esquivando bombas, lanzándole granadas a un boss o superando una fase con tintes de metroidvania. Y eso no es todo, también hay conducción y combinaciones de acertijos y sigilo, y todo fluye de una manera tan natural que parece increíble que esta sea la primera vez que se hace bien, pero bien de verdad.

No hay saltos bruscos entre una cosa y la otra, y lo que es mejor, cuando crees que el videojuego ha rozado la genialidad combinando una secuencia al volante, inspirada en la estampida de El Rey León de Megadrive, con otra de ritmo musical (qué bien hace esto Ubisoft), te la vuelven a entregar al cabo de un rato, pero con novedades jugables inesperadas.

La acción de Valiant Hearts fluye de una manera sobresaliente

Así, se quitan de encima el gran problema del género: que a veces puedas aburrirte de siempre buscar un cacharro y ponerlo donde debes para avanzar. Valiant Hearts tiene un ritmo formidable que no conoce lo que es el tedio.

Con este aspecto y planteamiento jugable tan atractivo, encarnamos a una serie de personajes envueltos en el gran conflicto, desde soldados hasta médicas de campo. Cada uno tiene sus habilidades particulares, sus propios problemas y sus maneras únicas de solucionarlos. Cada uno de ellos le da su propia perspectiva a la guerra, personajes con nombre, pero anónimos, que recrean escenas reales de la primera guerra mundial.

La Gran Guerra, el marco perfecto para este videojuego dibujado

Si Dark Souls empleaba la recolección de objetos para incluir en ellos descripciones vagas de su unvierso particular, aquí un zeppelin arde y cae, recogemos un pedazo de su globo, pinchamos sobre él y el videojuego nos detalla el número de estos vehículos que hubo en la guerra, sus características y su final. De este modo, se le permite al jugador interesado en el conflicto, averiguar más de lo que sucede alrededor.

Lo mejor de todo es que estos ítems están ocultos y encontrarlos recompensa con lo mejor que te puede ofrecer un videojuego: más datos sobre él mismo.

UbiArt Framework en todo su esplendor

Valiant Hearts es un título fantástico, uno que demuestra que cuando Ubisoft se viste de indie hay que prestar atención, y disfrutar. El motor Ubiart vuelve a probar su potencial y valía en un videojuego original y muy bien rematado, divertidísimo, muy duro a veces y siempre sorprendente a los mandos.

Llega hasta el punto de que, aunque su historia es de nota, uno acaba prendado de su jugabilidad y de su arte al contarla, combinando tan bien el lenguaje de las viñetas y el del videojuego. Sólo puede aplaudir el excelente trabajo de Ubisoft, haciendo títulos por los que merece la pena jugar a videojuegos.