Shovel Knight Análisis

El mundo del videojuego indie está obsesionado con el pasado, algo que a veces es bueno y otras, malo. La cantidad de juegos con pixel art, que homenajean a juegos de la NES o los primeros ordenadores y que vuelven a mecánicas de hace años empieza a ser excesiva, pero eso no significa que no existan juegos impresionantes bajo esos estándares.

Ese es el caso de Shovel Knight, una aventurita sencilla que toma los principios de los Mega Man (y un poco de los Castlevania) de la NES, incluido su aspecto gráfico y su banda sonora, y que se saca de la manga algo entretenido de principio a fin.

Shovel Knight es sencillo y brillante

El precepto del juego es bien sencillo: eres un caballero que tiene que combatir contra caballeros caídos y derrotar a su líder para restablecer la paz del reino. Argumento sencillo e infantil que es una mera excusa para lo importante: liarse a palazos, y usar alguna magia ocasional, de nivel en nivel mientras mejoras tu vida o tu magia.

No hay juego más sencillo que Shovel Knight, pero eso no significa que dominar estas pocas claves sea fácil. No confundamos sencillez con simplicidad, ojo, que los jefes del juego son difíciles, los niveles son inteligentes y tramposos y el dominio de la pala y el salto llevan un poquito de tiempo, y eso que solo se usan dos botones.

No solo es un Mega Man

Su jugabilidad, por tanto, recuerda mucho a la de Mega Man. De hecho, es un homenaje directo: los jefes temáticos con habilidades y niveles personalizados, los gráficos, el salto, los enemigos con patrones fijos, la animación de transición entre partes de la pantalla... Y sin embargo, es mucho más.

Para empezar, Shovel Knight prescinde del ataque a distancia como principal arma, y aunque esto no parezca una gran diferencia al principio, cuando tienes que saltar a una plataforma donde hay un enemigo y tu única forma de no caer al vacío que lo rodea es matándolo justo cuando aterrizas...pues se nota el cambio.

Mega Man no es el único juego de la era de los 8 bits de Nintendo en el que se inspira, claro. El salto con golpe de pala por la parte baja es similar al de Ducktales (si bien aquí no hay rebote en el suelo) y el uso de una magia secundaria recuerda a Castlevania. Pero como decimos: en conjunto, el juego es mucho más que un amasijo de referencias.

El encanto del buen homenaje

Si todo esto te hace pensar que solamente hay un homenaje detrás de otro en este juego, piensa de nuevo. Más allá de los gracioso de la mezcla existe mucha personalidad. El castigo por la muerte, por ejemplo, no se mide en vidas, sino en oro perdido que se queda pululando por la pantalla como si fueran almas de Dark Souls: si recoges el oro, lo recuperas. Si mueres de nuevo, bye, bye.

Es verdad que a medida que se avanza, ciertos elementos de su dificultad, que va aumentando hasta ser un incordio, pueden hacer perder los papeles a más de uno, pero así eran estos juegos de antaño. Es el problema habitual cuando se hacen homenajes: ¿se homenajea todo, todo o se pulen las asperazas? Yacht Club Games prefiere lo primero.

Shovel Knight, apto para la vieja y la nueva escuela

Las mejoras de vida y magia, los diferentes poderes que se compran con el valioso dinero que se encuentra, la exploración al dedillo de los niveles, los minipuzles... todo en Shovel Knight trabaja en favor de respetar su aire añejo y pixelado, pero nunca se quita de encima el hecho de que es un juego actual y debe satisfacer a todo el mundo.

Lo más asombroso es que lo consigue y que, pese a las asperezas y la dificultad no siempre bien llevada, resulta ser un juego divertido y apto para un verano casi vacío de juegos relevantes. Si ya te has pasado The Last of Us Remasterizado, esto es lo próximo que deberías jugar.