The Walking Dead: No Going Back (Temporada 2 - Episodio 5) Análisis

¿Y qué es lo suyo? Hacer buenas historias interactivas, empleando la interactividad para que te involucres y modifiques a tu personaje como mejor creas. ¿Qué Clementine quieres ser? ¿Fría, aniñada, calculadora? Tú la construyes y así tejes la historia, siendo fiel a tu Clementine.

De niña a mujer, de alumna a maestra, de protegida a protectora. A través de la temporada dos, Clementine ha crecido y ha aprendido a sobrevivir, y con ella el jugador. Poco a poco, las decisiones dejan de ser tan emocionales y pasan a ser más prácticas. Sobrevivir es el trabajo de los que quedan en el mundo, y los sentimientos empiezan a estar de más.

Una segunda temporada que ha configurado a una fantástica Clementine

Pero eso vuelve locas a las personas, comprendiendo que ya no podrán disfrutar nunca más de la vida, solo aguantar el tipo y esperar a la muerte, que llega, vaya si llega. Este quinto episodio es particularmente duro con respecto a los decesos, y no porque sean muy teatrales o cargados de dramatismo, sino por lo contrario: la gente muere y a otra cosa.

Sin embargo, asumir que esa es la realidad que toca ahora acaba por sumir a los individuos en una tensión tal que pueden explotar en cualquier momento, como una bomba de relojería. Y todo vuelve a ser emocional, pero incluso entonces, siguen siendo sentimientos fríos, aunque intensos; en fin, hay que jugarlo para comprender esto.

Los humanos, de nuevo, son mucho peores que los zombis

En esta nueva entrega apenas hay zombis, y se agradece porque eso significa que tampoco hay acción más allá de un par de disparos e incluso esos están incluidos en la conversación, más que ponerse a gastar cargador a lo tonto.

Las decisiones, como ya se ha ido haciendo en el resto de las entregas también están muy bien medidas, la verdad es que acabamos ejerciendo de mediadores en las conversaciones de los demás, pero ahora ya, al final de la temporada, cuando la desarrolladora ya ha conseguido explicarnos que como una niña que ha nacido en un mundo que es suyo, tiene más sentido que nunca.

Clementine es la eterna juez de paz

Los adultos no lo comprenden porque este no es el mundo en el que nacieron, ellos quieren volver al otro, en el que no había zombis, pero los niños de esta generación no piensan en eso, al menos no con pesadumbre, solo como una anécdota, como si fuera curioso que antes no te comiera un no muerto si te lo topabas bajando a por el pan.

Entre conversaciones, que nos valen para discernir el estado de ánimo de nuestros compañeros, llegan las auténticas decisiones del juego: un par de ellas enmarcadas en la acción, otras en la charla. Estas últimas, las más interesantes se potencian al jugar con lo indefensa que es realmente Clementine; no deja de ser una niña aunque sea una muy brava.

Clementine, pese a todo, es una niña, y eso da mucho juego

De todos modos, lo cierto es que se nota demasiado cómo hay escenas que se centran demasiado en un personaje, porque al hacerlo, sabes que algo le va a pasar, y no algo bueno. También cuando un personaje te hace una pregunta “rara”, que no debería de estar ahí. Y claro, luego sucede algo relacionado, para que pienses “mira tú, tenía razón con eso que me preguntó”.

Pero pese a esas triquiñuelas, provocadas por el hecho de tener que servir el videojuego en capítulos, funcionan, llegando a momentos tensos y pavorosos, con un final formidable y a la altura que os recomiendo que disfrutéis si no lo habéis hecho ya.

Con una tercera temporada ya anunciada, no hay mejor manera de cerrar esta

En resumen, Telltale Games ha hecho un trabajo formidable con esta segunda temporada que, a título personal, decir que me ha gustado más que la primera, y con una tercera ya anunciada, no hay mejor manera de rematar el viaje de Clementine.