Dark Souls II Crown of the Ivory King Análisis

Ya en el segundo DLC y en el propio Dark Souls vimos más claro que nunca el hilo que unía escenarios y enemigos, aquí se hace mejor, uniendo a estos con un precioso y etéreo PNJ, un mundo nevado, en el que la ventisca y la bruma le añade un plus de encanto a la aventura, y que sugiere la realidad de un nuevo tipo de enemigos.

No es en sí un rival distinto, sino su manera de presentarse que, por supuesto, es más malévola que nunca. No queremos destriparos esto, porque es una sorpresa que ya se manifiesta con la pronta aparición del primer enemigo: la mascota del rey. Y hay que vivirlo, como todo Dark Souls.

Crown of the Ivory King mejora la experiencia en los pequeños detalles

Todo esta conectado, y mejor que nunca: narrativa, enemigos, escenarios y hasta personaje jugador. Si algo hace bien Dark Souls II es construir y deconstruir sus escenarios, presentándolos en capas y escondiendo zonas a las que solo podemos llegar una vez realizada cierta acción.

Para revelar la continuación de los escenarios, una vez más, y como siempre en todo Dark Souls, el primero y el segundo y todos los DLC, nacen a través de un amor que se rompe a causa de la corrupción y el caos; y el escenario se cimienta sobre ese fundamento con un tercer elemento en todo relación: el colega del novio y de la novia. que vio su amor florecer y marchitarse; lo que en Dark Souls II se traduce en los caballeros, en los preciosos, elegantes y desafiantes caballeros, con unos diseños, como siempre, fantásticos.

Al tío que diseña caballeros en From Software hay que darle un premio o algo

Así que sí, sigue siendo Dark Souls II, sigue siendo From Software y es increíble como el estudio es capaz de crecer siempre un poquito más en su propuesta, añadiendo nuevos matices en lo mismo que ya ha presentado.

Este Crown of the Ivory King es difícil; no podría serlo de otra manera, pero no es el más difícil de los tres. El juego, una vez más, añade elementos más que de sobra para hacer que las batallas contras los bosses sean asequibles. En este caso, se añade un sistema de “afiliación”.

En Crown of the Ivory King no solo nos acompañará la party que invitemos

Por un motivo que se nos cuenta en el juego, podemos llegar a unos caballeros que, al encontrarlos, nos echarán una mano en la batalla final.

No son tan útiles como invocar a dos colegas y a matar, pero son una manera de seguir jugando solo, aprovechar los elementos del single player y triunfar, de la manera más pura que ofrece Dark Souls II. Y hablando de este combate, para el cual nos pertrechamos de buenos aliados la que nos enfrenta con el rey, cuenta con una presentación espectacular, muy Sauron, todo sea dicho, pero que precede a las mejores batallas de los Souls: aquellas en las que nos enfrentamos contra un tío ágil y escurridizo.

Buenas batallas, pero la serie pide ya nuevas ejecuciones de golpes enemigos

En conclusión, y con los tres DLC ya sobre la mesa, a nadie se le escapa que el del primer Dark Souls tiene a Artorias, y su presencia lo hace inolvidable, pero estos tres acentúan la esencia básica de Dark Souls II, lo que se queda cuando te lo terminas: que la oscuridad de un hombre acecha tras la luz más brillante; sí, es el rollo de siempre.

Pero, también como siempre, es mucho más importante cómo se cuenta algo que el cuento en sí, y eso es lo que ha hecho de esta saga algo tan grande. Por ello, Crown of the Ivory King es una excelente conclusión a estos DLC, que sigue subiendo el listón que From Software parece ponerse para narrar mediante elementos jugables, ¿y que si es muy difícil? Bah, como todos los demás.