The Vanishing of Ethan Carter Análisis

Lo hemos visto en juegos como Dear Esther, que viene a ser algo así como una primera visión de este concepto; en Gone Home: la elegancia hecha videojuego, de interacciones fantásticas; en MIND: Path to Thalamus, que la usa para plantear una serie de retos en su universo, tradicionales en esencia pero con muchísimo interés en aportar valores narrativos. Y The Vanishing of Ethan Carter.

Cada uno de ellos relaciona al jugador y al entorno de una manera distinta. El título que nos ocupa, el videojuego de The Astronauts lo emplea como enemigo.

¿Puede ser el escenario un enemigo?

Somos un investigador que se adentra en una zona rural con el fin de saber qué le ha pasado al bueno de Ethan Carter. Tenemos poderes paranormales, que en este videojuego son algo así como un traductor entre el entorno y nosotros. Gracias a esta habilidad, el mundo nos habla y aprendemos más sobre las vicisitudes de la desaparición de Ethan Carter. Pero el mundo es muy grande, y tiene mucho que contar.

¿Recordáis L.A. Noire o el más reciente Murdered: Soul Suspect? Dos títulos interesantes, con sus más y sus menos. Pero ambos tenían un defecto enorme: nos ponían a investigar pero lo que teníamos que encontrar estaba ante nuestros ojos, brillando y reluciendo, y presentes en un pasillo.

No se puede investigar con pasillos ordenándolo todo. El juego lo sabe

Un detective jamás se encuentra las pistas tan ordenadas. Los casos no se resuelven solos, no quieren resolverse, ellos anhelan seguir siempre sin ser descubiertos.

Entonces, el investigador se enfrenta al entorno, a uno que esconde cada pista y que hace sufrir al detective para relacionarlas. ¿Y qué es lo que sucede en un entorno que entendemos más cercano a la realidad? Pues que esa pequeña pista no la encuentras, y sigues caminando, y te pierdes, y jamás resolverás es pequeña pieza del puzzle.

Esa es la grandeza de The Vanishing of Ethan Carter. Su gran virtud, pero también su gran defecto. Si no prestamos atención a todo lo que nos rodea, a cada esquina, a cada detalle, y activamos nuestros poderes paranormales para descubrir a donde ir, nos perderemos, sin ser capaz de ordenar bien la información y sumidos en un caos de narices.

Los poderes paranormales nos guían en la aventura

Y todo empieza con el primer puzzle, uno que me obligo a reiniciar la partida por pasar de largo las pistas importantes. Al no resolverlo, seguí avanzando, acabé en Cuenca y sí, el juego me seguía revelando verdades, pero sin entenderlas. Y eso es genial, pero también es un problema.

Los poderes paranormales ordenan la trama, te guían, te enseñan qué hacer a través de imágenes. Aprendes y sigues. Pero si sigues sin aprender, el juego se hace cuesta arriba, como un investigador que pierde la pista, no sabe cómo continuar y se frustra al pensar que jamás descubrirá al asesino.

En The Vanishing of Ethan Carter es facilísimo perderse. ¿Acierto o defecto?

El título tiene retazos de Gone Home, pero este no necesita de nada para ser una maravilla; no tiene que inventarse un artificial sistema de lectura de cosas espectrales para desarrollar su historia, nos deja a nuestro aire, abriendo cajones y armarios, pero este The Vanishing of Ethan Carter solo nos deja mirar a unas concretas, nos limita mientras que nos hace interactuar a través de nuestras habilidades con los elementos que él juega.

Sin embargo, el concepto de un escenario que está diseñado para que te pierdas y que en ese extravío disfrutes, de un mundo que es a la vez amigo y enemigo, es una excelente idea. Cuesta pillarle el punto, pero una vez que lo hacer, te empiezas a hacer un mapa mental de la zona y vas descubriendo cosas, lo disfrutas.

Toda una experiencia. Jugadlo

The Vanishing of Ethan Carter abre otra vía más en estos juegos en primera persona en la que todos los elementos se diseñan para que la narrativa fluya de una manera especial, y aún sin ser perfecto, es una buena experiencia.