Análisis de Dead Man's Diary - Grandes ideas mal ejecutadas
¿Merece la pena esta historia de superviviencia? Te lo contamos en nuestro análisis de Dead Man's Diary: Grandes ideas mal ejecutadas
TML Studios se descuelga con un juego de supervivencia con una propuesta narrativa que difiere de todo lo visto en sagas como Fallout, STALKER o Chernobylite. Una propuesta diferente de la que te hablamos en nuestro análisis de Dead Man's Diary: Grandes ideas mal ejecutadas en su conjunto.
Análisis de Dead Man's Diary
Dead Man's Diary nos pone en la piel de un hombre que, tras 15 años en un refugio nuclear, es abandonado a su suerte en medio de un bosque. Sin más armas que una linterna, tendremos que abrirnos camino hasta algún lugar en el que encontrar recursos con los que construir un campamento en el que dormir y una hoguera en la que hervir las latas que encontremos por el camino.
Con esta propuesta intrigante, comienza nuestro periplo por el mundo postnuclear con una estructura de juego férrea que nos obligará a repetir rutinas, usar el geiger con la comida y la bebida para asegurar nuestra superviviencia, construir campamentos para dormir antes de que algo interrumpa nuestro sueño y terminemos durmiendo en otro lugar, y creando hogueras en las que hervir la comida y prepararnos para un nuevo día mientras vamos avanzando poco a poco por la historia y las distintas localizaciones del juego.
Dead Man's Diary en lo técnico
Jugado en Xbox Series X, Dead man's Diary ofrece un apartado visual impresionante y un rendimiento sólido, esquivando los clásicos errores y bugs que suelen poblar este tipo de títulos. Quitando una pequeña pausa de un segundo que se activa cada vez que salimos del menú o usamos la linterna, TLM ofrece un producto muy trabajado en lo técnico, sin tearing, sin popping excesivo y sin bajadas de frames.
El doblaje, en inglés con subtítulos en español con algunos problemas serios de traducción, entra bien con nuestro protagonista quejándose por todo y apuntando en su diario los pensamientos que nos dan pistas sobre qué nuevo paso dar a continuación. Las melodías son escasas, pero funcionan cuando aparecen junto a sonidos de la naturaleza muy bien logrados y algunos sonidos envolventes -el viento en los árboles, las lonas o los crujidos de las estructuras de metal.
¿Y ahora qué?
Dead Man's Diary toma algunos elementos de Fallout y Metro como el forzado de cerraduras y la necesidad de consumir yodo contra la radiación, y le añade las mecánicas propias de survival como el hambre, la sed, la fiebre y la necesidad de construir. Sin embargo, con el paso del tiempo estas mecánicas se notan muy forzadas al rendirse a una estructura de juego que nos obligará a realizar las mismas acciones una y otra vez.
Por si esto fuera poco, el avance en la aventura se va complicando cada vez más con claros ejemplos de la ley de Murphy, lo que lejos de resultar gracioso o divertido, terminan por convertir la experiencia en algo tedioso y que no tiene mucho sentido. La necesidad de comer y beber constantemente rallan lo ridículo, a lo que se suma el ritmo del consumo de unas pastillas de yodo que el protagonista traga cómo si fueran pastillitas para la tos.
Grandes ideas mal ejecutadas
La sensación final es que Dead Man's Diary podría haber sido mucho más, pero se queda en una experiencia mediocre en unos escenarios muy bien diseñados. Tener que construir un campamento en medio de una ciudad llena de pisos vacíos para, a mitad de la noche, tener que abandonarlo para terminar durmiendo en uno de estos pisos, la obligación de comer y beber unas 10 veces al día y ese guion férreo del que es imposible escapar terminan por estropear la propuesta de un juego que, de primeras, resulta llamativo e intrigante.