Análisis de Deus Ex Mankind Divided - Adiós al Renacimiento

Aquellos que lleguen a Deus Ex Mankind Divided con la mentalidad de otros juegos es posible que se sientan decepcionados. Por supuesto, quienes hayan jugado a Human Revolution van a estar encantados: los sistemas de sigilo siguen siendo fabulosos, el mundo sigue siendo intrincado e inmersivo y el combate, por fortuna, ha mejorado bastante.

Pero no pensamos que nadie vaya buscando acción a raudales en Deus Ex Mankind Divided. Tras dos años desde los traumáticos acontecimientos al final de Human Revolution, retomar el control de Adam Jensen para explorar entornos en profundidad y tratar de resolver un lío de tres pares de narices entre humanos, transhumanos y todo entre medias.

Deus Ex Mankind Divided refuerza la saga

En este tiempo de diferencia, el mundo ha cambiado bastante. Los Aumentados, los humanos con miembros o implantes cibernéticos y que mejoran sus capacidades físicas y/o mentales, están siendo discriminados todavía más que en Human Revolution, hasta el punto de que se les está arrinconando físicamente en ghettos y similares.

La historia de Deus Ex Mankind Divided es interesante y profunda, pero debemos decir que el tono más deprimente y menos intrépido no le hacen ningún favor a medida que pasan las horas. Y, si no disculpáis el spoiler – saltad esta línea si no queréis leerlo – el final es demasiado abrupto como para sentir cierta satisfacción al acabar.

Y sin embargo, no es la cosa que más nos moleste de Deus Ex Mankind Divided. Es cierto que quienes disfruten de una historia más clara y lineal, se encontraran con justo lo que quieren; pero la intrincada trama de la anterior entrega otorgaba de cierto misticismo y misterio al juego, y eso está ausente aquí, como parte del encanto de dicho lío.

Los escenarios han perdido fuerza, pero no identidad

Por fortuna, el resto de la historia de Deus Ex Mankind Divided está contada mediante detalles que enriquecen mucho la experiencia de juego, empezando por los escenarios. Por mucho que Eidos Montreal haya equilibrado el combate a pecho descubierto, esto literal si consigues desbloquear más trajes de Jensen, el sigilo sigue siendo la mejor forma de jugar.

Explorar cada entorno de Praga o Golem City para encontrar la mejor manera de superar una misión, principal o secundaria, es igual; es la mejor historia que te vas a encontrar en el juego. Puede que ese rincón en el que un guarda despistado no entra sea la clave para superar la misión sin ser visto dado tu actual estado.

No os hacéis a la idea de cómo importante es esto último en Deus Ex Mankind Divided, tu desarrollo de personaje, porque dependiendo de cómo hayas gastado los puntos de praxis que obtienes adquiriendo experiencia – con sigilo y explorando mucho se obtiene siempre más –, podrás ir por unos lugares o por otros.

Por ejemplo, puede que un conducto de ventilación sea una buena idea, hasta que ves que al final hay una zona mal ventilada con gas tóxico que te puede matar, a menos que tengas el aumento que te permite respirarlo sin sufrir daño. O quizá puedas traspasar un muro de un puñetazo porque tienes dicha mejora en lugar de los pulmones de acero.

Desarrollar los poderes de Jensen es muy interesante

Sea como fuere, las decisiones que tomes para desarrollar a Jensen en Deus Ex Mankind Divided condicionan, como pasara en Human Revolution, tu aventura. Sí, ahora puedes ser mucho más violento y aguantar combates más intensivos, pero esto no es tan divertido ni de lejos como husmear por todas partes y ser el rey del hackeo.

Ambos caminos no son todo lo compatibles que nos gustaría, como sí ocurre un poco mejor en Dishonored. No puedes ser una figura equilibrada de acción y sigilo sin dejarte de por medio unas cuantas mejoras importantes para alguna de las dos vertientes; pero ahí está también parte de la gracia del juego, suponemos.

Puedes ser algo equilibrado, pero menos capaz; puedes ser un ninja cibernético que hackea a distancia; o puedes ser una armadura andante que revienta con cuchillas voladoras y explosiva a sus enemigos. Tú elige, pero lo dicho, el combate, aunque mejor, sigue sin ser el punto fuerte del juego y no explota tanto sus bondades.

Por cierto, la explicación de por qué volvemos a desarrollar poderes que ya teníamos en el anterior juego es bastante lógico y asumible, nada por el estilo de los God of War o Metroid Other M. Además, la manera en la que se obtienen poderes que no estaban en la anterior entrega es incluso mejor. Nada como un poquito de overclocking humano.

Estos nuevos aumentos aportan bastante a Deus Ex Mankind Divided, incluso si no modifican en el sigilo parte de la costumbre adquirida en Human Revolution. Tener que renunciar a un poder nuevo para desarrollar otro es una táctica inteligente, si bien volvemos a lo que mencionábamos más arriba: nada de tener un Jensen mixto y efectivo.

Reconfortante en todos los sentidos

Por mucho que el combate no sea lo suyo y la historia no sea tan atractiva, Deus Ex Mankind Divided sigue siendo un juego que da gusto jugar, siempre y cuando el sigilo sea lo tuyo. No vemos a un fan de Call of Duty con una mentalidad de FPS puro pasándoselo bien arrastrándose por conductos de ventilación y hackeando ordenadores.

Tampoco lo vemos interesado en inspeccionar los escenarios ligeramente abiertos en los que tenemos que buscar y cumplir con misiones que no tienen por qué aparecernos salvo si nos esforzamos en encontrarlas. Y aún así, entenderíamos que no resolverlas de la mejor forma posible por no tener los mejores poderes pudiera resultar frustrante.

Nos da la sensación de que la sombra de Dishonored, un juego superior a este en muchos sentidos, si no en todos, puede mermar sus evidentes puntos fuertes; pero no por ello consideramos que su ambientación, sus personajes y su fabulosa construcción de escenarios deban ser pasados por alto.

Fans o no de la nueva saga Deus Ex, porque Deus Ex Mankind Divided deja las cosas bien colocadas para una tercera parte – aceptamos apuestas para septiembre de 2018 –, cualquiera con un interés por el sigilo y los juegos con un aspecto distinto, aunque no tan marcado como su antecesor, deberían probarlo.