Análisis de Dying Light 2: Stay Human - ¿Merece la pena ahora?

    Tras un lanzamiento accidentado, lo nuevo de Techland luce ahora mejor que nunca. Te lo contamos en nuestro Análisis de Dying Light 2: Stay Human ¿Merece la pena ahora?

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    Tras una larga espera, Techland vuelve a su zona de confort con un título que supera en todo a su precuela en un lanzamiento que no estuvo exento de errores, pero luce cada vez mejor. Te lo contamos en nuestro Análisis de Dying Light 2: Stay Human. ¿Merece la pena ahora?

    Análisis de Dying Light 2: Stay Human

    En Stay Human, Techland recupera el testigo del universo de Dying Light desde un nuevo prisma y en un escenario diferente. Han pasado varios años de los sucesos vividos en Harran y la sociedad se ha visto obligada a aprender a vivir con la infección. La historia se traslada a Villedor, una nueva ciudad ficticia en la que nuestro nuevo protagonista hará lo posible por encontrar a su hermana y vengarse del malo de turno, que parece tener relación con la desaparecida SAI.

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    En la piel de nuestro nuevo protagonista, un peregrino que ha sido mordido por un vírico justo antes de entrar en Villedor, tendremos que confiar en los distintos personajes del juego para sobrevivir sin convertirnos en infectado. Mientras, la adquisición de una sustancia llamada inhibidores nos servirá para mejorar nuestras capacidades de resistencia y salud mientras nos fortalecemos de cara al enfrentamiento con el malvado Waltz.

    La historia se convierte en el prólogo perfecto en el que ir presentándonos a los distintos personajes y facciones del juego. Un buen grupo de supervivientes, cada uno con sus propias filias y fobias, que mantienen un pulso en su lucha por el poder en el que podremos ayudar a inclinar la balanza hacia a un lado u otro con nuestras acciones y decisiones. Según avanzamos en nuestra aventura y vamos abriendo nuevos escenarios, la línea entre buenos y malos se diluye con la presencia de cabrones y héroes en todos los clanes que iremos conociendo.

    Movimiento libre

    Más allá de la historia, los personajes y los decisiones, Dying Light 2: Stay Human sigue siendo una excusa perfecta para coger el mando, apagar el teléfono y darnos un garbeo por la city. La movilidad es exquisita y el motor de parkour ha evolucionado tras todo lo aprendido en Dying Light y su gran expansión The Following. Con cada nuevo punto en parkour aprenderemos una nueva habilidad que convierte el ir de a a b en una auténtica delicia, sobre todo tras llegar al centro de Villedor y enfrentarnos a los grandes rascacielos y sus múltiples posibilidades.

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    Correr por las paredes, usar a los enemigos de trampolín o utilizar barreras y barandillas para tomar impulso serán tan sólo algunas formas de trepar rápidamente o movernos por la ciudad como auténticos ninjas. y esto sólo es el principio. Una vez consigues desbloquear el parapente y algo más adelante el gancho, la ciudad se abre ante ti y puedes llegar a cualquier rincón que llame tu atención en cuestión de segundos.

    Los zombies son el menor problema

    Tras Dead Island y el primer Dying Light, los infectados han terminado sufriendo la involución que puso de moda en su momento el cómic y la serie Walking Dead. Los supervivientes se han acostumbrado a convivir con los zombies y no es raro verlos caminar tranquilamente por las calles cerca de algunos infectados durante el día. Parece peligroso, pero nada que una carrerita a tiempo no pueda solucionar si los muertos vivients se ponen pesados.

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    Sin embargo, la noche cambia las tornas y los infectados se convierten en peligrosas amenazas con la presencia de coléricos y otros víricos especiales que convierten la calle en zona de guerra constante. A esto se unen las zonas oscuras, rincones que es mejor visitar de noche cuando los víricos han salido a la calle y en los que necesitarás hacer acopio de fuentes de luz ultravioleta para no convertirte en infectado. Un sistema de mazmorreo que supera la mecánica de las zonas sensibles del primer Dying Light y nos obliga a pensar muy bien qué zonas investigar y cuándo para conseguir las mejores recompensas.

    Dando palos

    Para poder sobrevivir al combate contra humanos, infectados y otras amenazas, Dying Light 2 incluye un sistema de combate muy mejorado respecto a sus anteriores entregas que no teme introducir conceptos como la esquiva, el bloqueo y las proyecciones. Podremos centrarnos en el bloqueo y crear un personaje tipo tanque a través del equipo y las habilidades, o bien aprovechar el ataque a distancia, las habilidades de apoyo y las distintas destrezas para optar por otra clase. Al principio cuesta hacerse con los tiempos, pero una vez dominados, podrás bloquear a un enemigo y usarlo de trampolín, golpear a otro con una patada voladora, lanzar a un tercero contra los pinchos con una proyección y saltar sobre la cabeza del primero y reventarle el melón.

    La falta de sistema de fijado en un objetivo concreto te obligará a moverte constantemente y mover la cámara para no perder de vista a los enemigos, que no dudarán en atacarte por la espalda y rodearte para ponerte las cosas difíciles. Esto da como resultado uno de los mejores sistemas de combate en primera persona que hemos visto en un juego de mundo abierto. Un enfoque muy visceral del movimiento que hace que la filosofía del parkour y la movilidad constante esté presente en todas las facetas del juego.

    ¿Merece la pena ahora?

    Dying Light 2: Stay Human sufrió en su lanzamiento por culpa de unos bugs que ya han sido subsanados en gran medida dejando como resultado un título que merece ser jugado, sobre todo si te gustó la primera entrega. Su exquisita movilidad se une a un sistema de mejoras mucho más depurado, la posibilidad de modificar armas y un escenario con un diseño tan impactante visualmente como inteligente en lo jugable. Entrar en las zonas oscuras o ver a un grupo de infectados durmiendo durante el día en un apartamento al que podemos entrar a través de la ventana es una gozada para cualquier amante del género z que quiera disfrutar de primera mano de un mundo abierto que sabe entenderse muy bien a sí mismo y lo que quiere ofrecer.

    Aún quedan algunos fallitos menores pero el trabajo de mejora es sobresaliente. Jugado en modo rendimiento en una PS5 se ve de lujo y se mueve de forma sólida, con algunos momentos que te dejarán sin hipo. Pero no todo son las visuales, y Dying Light 2 cuenta con un doblaje en castellano a la altura y unos personajes que consiguen que te creas su historia, aunque no sea el elemento más favorecido del juego.

    Con la promesa de una hoja de ruta con contenidos para los cinco primeros años y viendo como supieron mantener el interés en el primer Dying Light con expansiones y modos de juego constantes, Dying Light 2 parece una apuesta segura ahora que han sabido mejorar su rendimiento y puesta en escena. Se trata de uno de los juegos que más estamos disfrutando de esta nueva generación, y eso, estando en el momento en el que estamos, es mucho decir.

    8.5

    Pros y contras

    • Movimiento libre y muy intuitivo
    • Sistema de combate mejorado
    • Visualmente impactante
    • Promete muchos contenidos
    • Sigue habiendo algunos fallos
    • Historia justa para justificar la jugabilidad
    • Algunos movimientos se solapan con otros

    Dying Light 2

    Disponible desde 4 february 2022

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