Análisis de Final Fantasy VII: Rebirth sin spoilers – Así se hace un remake

Tras un primer remake que nos dejó con ganas de más, Final Fantasy VII continúa su historia en Rebirth, un lanzamiento que mejora todo lo que hizo bien su predecesor y que se convierte, por méritos propios, en el mejor trabajo de la actual Square Enix. A continuación te explicamos por qué nos ha enamorado en nuestro análisis de Final Fantasy VII: Rebirth sin spoilers: Así se hace un remake. Un análisis que puedes leer sin miedo, ya que hemos evitado hablar de la historia ni avanzar nada de los cambios en la trama o los personajes para que puedas descubrirlos de primera mano cuando quieras empezar tu aventura.

Lejos de su zona de confort

Final Fantasy VII: Rebirth cumple lo prometido con un mundo semi-abierto por zonas conectadas que saca al equipo de su zona de confort. La nueva forma de plantear el mapa como una serie de escenarios jugables y explorables en su totalidad modifican la movilidad de los personajes y sus imprescindibles chocobos para crear toda una odisea que, en líneas generales, sigue la ya vivida en la vieja Playstation de 1997. Sin embargo, aunque el itinerario sea muy parecido, todo en Rebirth ha sido rehecho, reescrito y reinterpretado para dar como resultado un juego que es, ahora sí, la aventura que Square, a secas, sin Enix, quiso que viviéramos a finales de los 90.

La continuación de la historia de Tifa, Cloud, Barret y Aeris sorprende con un aspecto gráfico más potente que se aprovecha al máximo para plagar de detalles los distintos y vastos escenarios que vamos a visitar en la aventura. Si la nueva Midgar ya nos quitó el aliento en el remake del primer disco de Final Fantasy VII, los nuevos desiertos, bosques, cuevas, ciudades, reactores y asentamientos multiplican por diez esta sensación de viejo conocido mejorado, con cambios a nivel de historia y muchos, muchos añadidos que hacen que el end-game empiece con el primer minuto de juego gracias a la gran cantidad de secundarias, mini-juegos, sub-historias y mucho más que vamos a encontrar durante el periplo de nuestros queridos miembros de Avalancha.

Estas nuevas localizaciones, que ahora se sienten de primera mano y no en forma de mapa, ya sea a pie, a lomos de chocobo o en algunas sorpresas que iréis descubriendo cuando juguéis, se convierten en parte de la novedad de un juego que fue, en su momento y años después, uno de los episodios más queridos por los fans de la saga. Final Fantasy VII: Rebirth llena sus distintas localizaciones de puntos de viaje rápido, paradas de Chocobotaxi, puntos de interés y retos invitando al jugador a viajar a lugares anteriores para exprimir a fondo toda la experiencia y tener juego para muchas, muchas pero muchas horas con un montón de contenido extra de gran calidad.

Jugabilidad y cambios

Lo primero que destaca en Rebirth es cómo se ha reescrito la movilidad de nuestros personajes para adaptar sus mecánicas a las necesidades del mundo semiabierto. Cloud se mueve ahora con más agilidad, pudiendo correr, esprintar, rodar y, cómo no, hacer parkour para trepar, superar obstáculos y alcanzar zonas aparentemente inaccesibles. Unos controles que se repiten a lomos de los chocobos, que mantienen todas las peculiaridades del título original permitiéndonos, según su tipo, realizar distintas proezas como subir por paredes y acantilados. Lejos de servir sólo de monturas, los chocobos aportan su olfato para ayudarnos a encontrar tesoros enterrados, chips de síntesis con los que construir distintos materiales y alguna que otra sorpresa más.

La capacidad de movernos rápidamente hace que en lugares cerrados no sea buena idea correr para que los personajes no se descontrolen. Sin embargo, la sensación en general es bastante buena con una movilidad muy satisfactoria que permite usar el arma para romper objetos del escenario en busca de recompensas. Más adelante, podremos manejar a otros miembros del grupo y nuevos personajes para desbloquear nuevas formas de movernos, ataques a distancia e incluso nuevos vehículos o formas de movernos por la ciudad como el bi-rruedas, un Segway al más puro estilo de Infinite Wealth que contiene sus propios retos y objetivos.

Combate y encuentros

Respecto al combate, Final Fantasy VII: Rebirth mejora lo visto en su anterior episodio e incluye algunas novedades y cambios. Puedes optar por jugar el combate en modo completo o elegir el modo estratégico, más parecido al original. En el modo completo manejas todos los elementos de combate pudiendo cambiar de personaje, moverte libremente, esquivar, bloquear, usar hechizos y habilidades con los atajos o parar el tiempo y seleccionar el siguiente movimiento a realizar. Las invocaciones a modo de compañero se unen a los límites para llevar a cabo poderosos ataques y magias, mientras los movimientos combinados ofrecen dos posibilidades: ataques y movimientos especiales que no consumen PM ni barra BT al estar bloqueando, o super-movimientos que requerirán que ambos personajes rellenen su barra de colaboración antes de activarlos. Una vez más tendremos que rellenar las barras de BT para utilizar objetos, realizar hechizos que gasten PM o activar distintas habilidades propias de nuestros personajes o de las armas que porten.

A rasgos generales, el combate en Rebirth es más pulcro, más estratégico y mucho más trepidante que lo que pudimos disfrutar en Remake. No faltan los momentos de caos y confusión, especialmente contra jefes potentes, aunque basta con pensar un poco y utilizar el fijado de cámara y el cambio de personaje para lograr combos y experiencias increíbles en cada combate ajustando nuestro grupo y nuestro personaje a las necesidades de cada encuentro. En este sentido es de agradecer que se note más el cambio de uno a otro personaje, especialmente después de haber desbloqueado algunas habilidades y sinergias. Manejar el arma de mano de Barret, las habilidades de venganza de Red XIII o los personajes que más adelante se unen al juego aportan ese extra a los movimientos más bastos de Cloud consiguiendo que el paso de un personaje a otro sea un punto importante de la estrategia a la hora de enfrentarte a los jefes.

Variedad ante todo

Final Fantasy VII: Rebirth mejora la jugabilidad, la movilidad y el combate, pero sobre todo hace un gran esfuerzo en ofrecer una gran aventura plagada de pequeños momentos y variedad. La inclusión de minijuegos de todo tipo, las posibilidades de realizar actividades, jugar a las cartas, participar en distintos tipos de evento y vivir la historia desde varios puntos de vista convierten a Rebirth en toda una experiencia que se disfruta especialmente tras haber jugado al original del 97. Ver cómo solucionan papeletas como la del desfile, disfrutar del nuevo Gold Saucer, ver cómo vuelven a desarrollar momentos claves y saber cómo conoceremos a Yuffie en esta ocasión son puntos que suman a la experiencia y que nos harán reír o incluso llorar con algunos momentos que resultan aún más épicos con el paso de los años.

Toda esta variedad dota a Rebirth de un ritmo envidiable, casi a la altura del vivido en Infinite Wealth, aunque con algunos parones Nomurescos que hacen que se queda a tan solo unas décimas de ser perfecto. Elegir las actividades, movernos por los retos y secundarias, pasar tiempo de calidad con los miembros del equipo y explorar hasta el último centímetro de los escenarios resulta tremendamente grato, convirtiendo esta odisea en una historia en la que quieres avanzar pero también exprimir al máximo porque estamos ante un título que lo merece. La experiencia al final se aleja así del simple JRPG y se convierte en una AVENTURA en mayúsculas, a la altura y por encima de todo lo que recordamos con cariño del juego original.

¿Merece la pena?

Final Fantasy VII: Rebirth mejora todo lo que ya vimos en Remake y cumple de sobra con las expectativas ofreciendo un juego largo, profundo, tremendamente hermoso y plagado de actividades y cosas por hacer. En un año en el que el JRPG empieza fuerte con Like a Dragon: Infinite Wealth y Persona 3: Reload, Final Fantasy VII: Rebirth se sube al primer puesto del pódio junto a los mencionados para demostrar que 2024 no ha hecho más que empezar y ya nos ha dejado tres GotY. Pocas pegas, por no decir ninguna, se pueden poner a este nuevo remake que nos deja a una Square Enix más potente que nunca y decidida a tratar con todo el mimo y cariño que requiere su obra a uno de los regresos más esperados del año.