Análisis de Final Fantasy XVI - ¿Es realmente el mejor capítulo de la saga?
Análisis de Final Fantasy XVI ¿Es realmente el mejor capítulo de la saga? Todos los aciertos del nuevo sistema de combate, hora de juego y más
Tras casi dos semanas de juego intenso,
el nuevo capítulo de la saga inmortal de Square me deja con muchas
cosas que decir sobre su sorprendente evolución. Te las cuento en
nuestro Análisis de Final Fantasy XVI: ¿Es realmente el mejor
capítulo de la saga? Square Enix vuelve a la carga con un episodio que
bebe del pasado de la saga y del propio japón para ofrecer una
experiencia muy diferente a la que nos tiene acostumbrados
Análisis de Final Fantasy XVI
Final Fantasy XVI rompe al fin del todo con el sistema de batalla por turnos y olvida todos los inventos de sus últimas entregas para ofrecer una experiencia 100% hack'n slash con añadidos. Una decisión que se adapta muy bien a su nueva historia, que nos devuelve a un medievo occidental ficticio plagado de magia y naciones en guerra. Sorprende el diseño de estas nuevas localizaciones, más comedido y menos excéntrico, en el que son los monstruos y el componente mágico los que nos recuerdan que estamos ante un Final Fantasy y no ante un nuevo RPG histórico. Las ropas, los aldeanos e incluso los protagonistas tratan de adaptarse a este arte más realista con una presencia que les hace destacar pero a la vez los aleja de ese aspecto de miembros de una boys-band coreana al que la saga nos tiene acostumbrados.
La historia nos sitúa en una de las
naciones en guerra: Rosaria, y parte de un momento trágico cargado
de acción para luego introducir un flash-back que sirve de tutorial
y prólogo de la historia. Con Clive Rosfield como protagonista,
Final Fantasy XVI presenta una historia de venganza y redención que
nos llevará a viajar por todo el mapa de juego en busca de
respuestas. En este sentido la saga vuelve a hacer de las suyas y nos
presenta un potente arco argumental plagado de giros de guion,
finales y reinicios con nuevas tramas que van complicando la historia
hasta limites insospechados. Una fórmula que funciona tan bien como
siempre y que ofrece saborcito a Final Fantasy, pero también a
Kingdom's Heart en su forma de presentar a los protagonistas, sus
sentimientos, sus motivaciones y sus principios.
Combate sin turnos
Lo que más llama la atención de Final Fantasy XVI es su nuevo sistema de combate, un sistema que nos permitirá realizar combos de golpes, intercalarlos con hechizos y terminarlos con grandes ataques basados en los Eikon ya conocidos de capítulos anteriores de la saga. Como movimientos base, Clive puede encadenar cuatro golpes de espada y luego culminarlos con un hechizo, usar el poder de su Eikon para trasladarse rápidamente hasta los enemigos, y utilizar una de las habilidades de ataque para causar grandes daños. Los enemigos pequeños no supondrán gran esfuerzo, pero los grandes serán harina de otro costal. Afortunadamente estos enemigos poderosos incluyen una barra de resistencia que podemos quebrar para dejarlos 'en pajaritos' una vez les robemos la mitad de la resistencia, o directamente vulnerables al quitarles toda la barra. Ese es el momento de conectar habilidades una tras otra y aprovechar su estado de vulnerabilidad para ir aumentando el multiplicador de daño ataque tras ataque.
Más allá del sistema de daño, el
combate de Final Fantasy XVI añade elementos espectaculares como la
esquiva perfecta, que realizaremos pulsando R1 en el momento
perfecto, el bloqueo de ataque, que aprenderemos una vez avancemos en
la aventura y nos permitirá bloquear y conectar golpes muy
poderosos, y la ruptura del ataque, que podemos hacer golpeando justo
antes de que nos impacte el golpe del enemigo para dejar al enemigo
en estado de confusión y poder colarle algunos golpes poderosos y
magias. No faltan los golpes cargados, que envolverán en llamas la
espada de Clive, y los hechizos cargados, que potencian el efecto del
hechizo echando a Clive hacia a atrás por el retroceso.
Por último, tenemos el combate de
Eikon, momentos que mezclan combate, cinemáticas y algún que otro
quick time event que nos pedirá que usemos los botones de esquiva y
ataque para salir airosos del enfrentamiento. Los combates de Eikon
son, posiblemente, lo más espectacular de Final Fantasy XVI con
algunas cositas que te dejamos descubrir por ti mismo y que nos han
recordado a Devil May Cry, no tanto por su jugabilidad si no por el
concepto.
Un mundo por explorar
Final Fantasy XVI no es un mundo
abierto, pero lo parece en el mejor de los sentidos. Su sistema de zonas abiertas conectadas nos
permite explorar casi del tirón toda una nación una vez vayamos
abriendo todos los caminos y desbloqueando puntos de control y de
viaje rápido. Al principio todo es rápido y un poco confuso, presentando una sociedad en conflicto que hace que tengamos que seguir
jugando para entender qué está pasando en esta nación de
guerras, portadores y dominantes. Una vez llegados a cierto punto, el
juego se toma un descanso y nos permite viajar a nuestro antojo para
ir conociendo a nuevos aliados, cumplir secundarias y llevar a cabo
recados, marcados con el símbolo +, que nos darán acceso a mejoras,
elementos muy útiles y ventajas para Clive.
El diseño artístico de todas las
localizaciones y zonas es exquisito, con un enfoque que da su
comienzo en la imaginería nipona del medievo europeo pero pronto se
expande a nuevas zonas geográficas. Una puesta en escena visual muy
potente que recupera esa preocupación de la saga por ofrecer lo
último a nivel gráfico y que hace que su tono realista y sobrio nos
haga olvidar que estamos ante un Final Fantasy y no ante un nuevo
juego de rol o un spin off de la propia Square. Desgraciadamente el
trazado de estas localizaciones no acaba de funcionar del todo bien,
lo que hace que, según se van acumulando las secundarias y los
recados, la experiencia empiece a hacerse un poco pesada. Una
sensación a la que los largos discursos del malo de turno en el
último tramos del juego, diciendo una y otra vez lo mismo, no le
sienta precisamente bien.
¿Es realmente Final Fantasy XVI el
mejor capítulo de la saga?
Final Fantasy XVI es un paso adelante
dentro de la conocida franquicia, y es un paso adelante sobresaliente
que se siente como algo único y más agradable de jugar. Su decisión
por presentar un nuevo sistema de combate es de agradecer, y el mundo
y los personajes que rodean a Clive Rosfield cuentan con toda la
personalidad y el mejor hacer de la compañía. La trama, la exploración, y
sobre todo el tema de los Eikon está muy bien llevado y ofrece
algunos de los combates más alucinantes, épicos y potentes que he
disfrutado en un videojuego. Lamentablemente, todo esto viene de la
mano de algunos problemas de rendimiento serios que espero que estén
solucionados con el tradicional parche día uno, y un alargamiento de
la historia que hace que las dos últimas horas se hagan muy cuesta
arriba.
Sin embargo, Final Fantasy XVI ofrece contenidos más que de sobra para convencer al jugador de siempre y, quizá un poco más, al que nunca se acercó a la saga por el tema de los turnos. El combate funciona, y aunque habría sido interesante ver cómo apuraban mejor el combeo, según avanzas y consigues nuevas habilidades conectar golpes con bloqueos, ataques, esquivas y ultimates es una delicia. Su preocupación por hacer asequible el juego a todo tipo de jugadores con sus modos normal e historias es de agradecer, y en general todo ofrece unas dosis de epicidad tremendas que han hecho que la mayor parte de las 49 horas que me ha llevado terminar su historia y llegar a los créditos finales, hayan sido de puro disfrute.