Análisis de Matterfall para PS4 - Un intenso dual stick shooter

Matterfall es un dual stick shooter en dos dimensiones. Con el stick izquierdo controlamos el movimiento de nuestro personaje y con el derecho disparamos. El resto de las acciones se desarrollan con el uso de los gatillos, que usamos para saltar y hacer el doble salto, emplear nuestras armas secundarias, hacer un dash para esquivar ataques y emplear un cañón de energía para generar nuevas plataformas con las que saltar.

Los primeros momentos de Matterfall son muy confusos. Su esquema de control es extraño y solo tras jugar la primera hora nos acostumbraremos a él. Una vez lo hagamos descubriremos que es idóneo para superar los complejos retos que el juego tiene para nosotros. Matterfall te obligará a tener la mente ágil, a realizar varias acciones casi a la vez y a hacerlo todo muy rápido y sin morir.

Matterfall es difícil, intenso y muy divertido

Matterfall es una amalgama entre un juego de naves arcade, un plataformas con reminiscencias a Metroid, un gun'n'run y un shoot'em up. Lo que hace Housemarque, el estudio desarrollador, es exprimir la intensidad de cada uno de esos géneros para mezclarla y obtener la suya propia. La mezcla funciona porque permite componer distintas carreras de naturaleza diferenciada en una misma zona, así no nos aburrimos y el reto cambia constantemente.

Las fases son difíciles, pero donde Matterfall te reta verdaderamente es en sus jefes finales. Por desgracia no hay demasiados y ese es el gran 'pero' del juego: su corta duración. En menos de cinco horas te lo habrás pasado, querrás más, pero no lo hay. Sus bosses son como fases en sí mismas, son largos y un maldito desafío. Morirás varias veces mientras disparas, esquivas sus ataques, te libras de sus esbirros, usas tus secundarias y todo con una precisión de cirujano si no quieres morir una y otra vez.

Matterfall peca en lo corto que resulta y en algunos picos de dificultad exagerados

Técnicamente el juego es correcto. No destaca en su apartado artístico pero sí en contundente en lo sonoro. También es de agradecer su uso de las partículas cuando entramos en un estado de trance, paramos el tiempo y lo destrozamos todo, viendo como la materia se volatiliza trozo a trozo.

Matterfall es un juego divertido, intenso y que engancha. Cuesta un poco acostumbrarse a sus controles y es una lástima que sea tan breve. También hay que decir que es un videojuego muy particular y que no admite a aquellos que no quieran acostumbrarse a un esquema de control tan distinto y exigente. Por todo lo demás, buen trabajo, Housemarque.