Análisis de Sombras de Guerra - Un nuevo viaje por la Tierra Media

Sombras de Guerra es la continuación de directa de Sombras de Mordor. Nuestro personaje aparece ahora fusionado con Celebrimbor para darle más empaque al sistema Némesis, el gran protagonista del juego y lo que diferencia a este título de ser un juego de mundo abierto más, porque si se lo retiramos eso es lo que nos encontramos. Sombras de Guerra pone a nuestro personaje a las órdenes de Ella La Araña, que le va guiando con visiones por toda La Tierra Media para cumplir misiones, unas que se alternan con otras que vamos encontrando y que nos desvelan el pasado y las inquietudes de otros personajes.

Pero todo lo que hacemos que no es parte del sistema Némesis son cosas que ya hemos hecho en otros juegos: nos subimos a torres para mirar desde lo alto y desbloquear coleccionables, tesoros y objetos, que a su vez sirven para realizar nuestros viajes rápidos, buscamos huellas usando los poderes de Celebrimbor, que seguimos para localizar a personajes que matar, asediamos en las sombras para matar, acabamos con grupos determinados de personajes...

Sombras de Guerra es una secuela continuista pero muy divertida

Podríamos coger cada una de las misiones de Sombras de Guerra y decir: 'esto lo he visto en un Assassin´s Creed, esto lo he visto en Horizon Zero Dawn, esto ya lo hacía The Witcher 3, esto es de Arkham City...'. Las tareas que involucran las mecánicas de estos juegos son divertidas, claro, pero a poco que hayáis jugado a todos los aquí mencionados recientemente os dará pereza repetirlas aquí.

Por fortuna, Sombras de Guerra las mezcla todas con un sistema de control ágil y una navegación por los distintos puntos del mapa que sabe hacerse rápida, es decir, que aunque Monolith haya cogido con descaro todos los tipos de misiones que han hecho buenos a los mundos abiertos de otros juegos, pone todo de su parte para que los solucionemos a toda pastilla, sin regocijarse en ellas y que al hacerlas una tras otra a buen ritmo no se nos hagan pesadas.

El sistema Némesis sigue brillando con mucha fuerza

Porque lo mejor de Sombras de Guerra no es una campaña narrada a golpes y con mecánicas y misiones que nos conocemos de memoria, lo mejor es, otra vez, el sistema Némesis. Aquí va una advertencia: no juguéis a este título en dificultad normal, hacedlo en Némesis. Sombras de Guerra, jugado en normal, es terriblemente fácil, es difícil que mueras, y si no mueres, los orcos del mundo de juego no ascienden en su escalafón orco, no se agrupan contra ti y te pierdes lo que sí es único del título y excelente: el sistema Némesis.

He de reconocer que me ha gustado tanto cómo está resulto este sistema en este juego que he disfrutado mucho de infilitrarme en filas orcas, luchas, conseguir equipo, encontrarme a enemigos de lo más peculiar y profundizar en este apartado de su sistema de juego, porque es divertido y único de esta saga; tanto que siempre que he tenido que volver a la campaña me ha dado cierta pereza, porque no es tan fresca.

Las microtransacciones afectan a lo que hay que hacer tras acabarte el juego

De todos modos, y aunque haya incorporado novedades y mejoras, apenas las disfrutaréis jugando sin dificultad. El sistema Némesis no ha recibido muchos cambios sustanciales con respecto a Sombras de Mordor, pero sí es un poquito mejor: derrotamos a los lugartenientes de Sauron explotando sus miedos y debilidades algo que llegamos a conocer al escudriñar en las mentes de sus esbirros. Los matamos, reclutamos orcos y los mandamos contra otros ejércitos, y finalmente a combatir contra las huestes de otros jugadores.

En Sombras de Guerra obtenemos equipo al machacar orcos importantes, dividido por rareza y que esconde habilidades ocultas a desbloquear, lo que involucra otras pequeñas tareas divertidas que hacer. Poco a poco seremos mejores al acabar orcos, poco a poco nos sentiremos dentro de ese ecosistema de monstruos convirtiéndonos en uno de ellos y construyendo nuestro propio trasfondo al hacerlo. En esto, Sombras de Guerra es insuperable.

Con una campaña que a veces se hace pesada y repetitiva por sus excesivos referentes y un sistema Némesis soberbio, Sombras de Guerra cumple como secuela. Cuenta con un endgame largo en el que tendremos que elegir a los orcos correctos para asaltar fortalezas, pero aquí es donde notaréis la agresividad de unas microtransacciones que os obligarán, o bien a pasar mucho tiempo de juego consiguiendo dinero para invertirlo en vuestro ejército o pagar con dinero real. En una tercera parte toca quitarlas, sacudirse ya todo lo copiado y centrarse en lo que es propio de esta saga. El juego sigue siendo muy divertido, pero en demasiadas ocasiones se le ven las costuras.

Si vais a empezar a jugarlo, aquí os contamos cómo guardar la partida, cómo funcionan las gemas y os damos unos cuantos trucos para empezar a darle caña.