Análisis Mirror's Edge Catalyst - Ciudad del parkour

Faith dejó un poso importante en la mente de muchos jugadores hace unos cuantos años con Mirror's Edge, en una propuesta no entendida por todos pero sí valorada en su momento. Era necesario que esta protagonista y esta obra volvieran y con Mirror's Edge Catalyst se confirma un regreso que puede no gustar a todos.

Quizás, el principal problema del primer Mirror's Edge fuese lo que ya hemos comentado: que no gustó a todos, ya que su propuesta se centraba en una porción concreta de jugadores en el mercado. La ambición por querer llegar a más cuota de público parece ser la verdadera razón por las que Mirror's Edge Catalyst incluye tantas novedades que se sienten totalmente innecesarias.

Análisis Mirror's Edge Catalyst - El mundo abierto

¿Qué incluir en una propuesta jugable tan buena para conseguir llegar a más público? ¿Cómo evitar esos comentarios que hablaban del primer juego como una obra excesivamente lineal y corta? Pues como lo han hecho todas las compañías habidas y por haber en los últimos tiempos: incluyendo un mundo abierto y posibilidades multijugador, para plantear un contexto perpetuo.

Mirror's Edge Catalyst, al contrario que el primer juego, es un sandbox típico y tópico: debemos ir desplazándonos por las diferentes zonas de la ciudad en busca de iconos, que harán iniciar las misiones principales, las secundarias y otro tipo de retos como pruebas contrarreloj o de mensajero.

Sobre el papel pinta bien, ya que trasladar la magnífica jugabilidad con la que contaba el primer Mirror's Edge a una propuesta como la de Mirror's Edge Catalyst, mucho más grande y ambicioso, solo puede generar expectación. El problema es que todos estos añadidos no mejoran la propuesta del juego original, sino que incluso la empeoran.

Análisis Mirror's Edge Catalyst - Novedades innecesarias

La mejor virtud de Mirror's Edge Catalyst es la que también comparte con el primer Mirror's Edge: la capacidad de sorprender en cada nuevo escenario y situación, en la que el jugador debe adaptar sus habilidades para lograr superar el reto concreto.

Podríamos llegar a entender a las distintas fases de estos juegos como puzles en sí mismos, ya que hace falta observar, probar y repetir distintas zonas hasta que conseguimos que nos salga bien. Esa es una de las esencias principales del juego, que se pierden en el mundo abierto de Mirror's Edge Catalyst por un motivo muy concreto: la reiteración.

Aunque la ciudad sea grande, los distintos caminos y zonas que encontramos no son numerosas, por lo que habrá que pasar una y otra vez por los mismos escenarios. De hecho, no solo habrá que pasar muchas veces por estos lugares en los momentos de desplazamiento, sino también en las misiones y los desafíos: la mayoría de localizaciones comparten demasiadas pruebas principales y secundarias entre ellas, por lo que la repetición llega a aburrir.

Análisis Mirror's Edge Catalyst - Escenarios interiores

El viaje rápido será nuestro mejor compañero para evitar esta sensación de reiteración constante, pero aún así no evitaremos volver a pasar en demasiadas ocasiones por los mismos lugares, ya que la mayoría de veces habrá que desplazarse a un punto concreto para que se inicie una misión y después habrá que volver a desplazarse para llegar a la zona donde se llevará a cabo.

En ese preciso instante, cuando inicamos una de las misiones principales y esta, probablemente, nos traslade a una zona interior del mapa o una nueva localización nunca antes vista, es cuando Mirror's Edge Catalyst, por fin, comienza a brillar. Volveremos a sentir esas buenas sensaciones que el juego original también nos proporcionaba.

El control de Faith sigue siendo totalmente increíble, convirtiéndose de nuevo en una gozada tratar de enlazar movimientos y de que nuestro desplazamiento fluya entre saltos, volteretas y golpes. Porque el sistema de combate también ha cambiado en Mirror's Edge Catalyst, aunque la mayoría de ocasiones también se plantea como una manera de seguir insistiendo al jugador en que su movimiento sea lo más fluido posible.

Análisis Mirror's Edge Catalyst - Los enemigos

Ahora no podremos hacernos con las armas de los enemigos, por ejemplo, sino que deberemos realizar golpes fuertes y débiles combinados con nuestras propias habilidades de parkour. No es el mejor sistema de combate del mundo pero sí está bien pensado, como hemos dicho antes, para favorecer al movimiento de Faith.

En la mayoría de ocasiones podremos evitar estos enfrentamientos huyendo, y Mirror's Edge Catalyst incluye un sistema de escudo que nos permite evitar el daño de las balas, por ejemplo, cuando llevamos un tiempo fluyendo por los escenarios con nuestros movimientos. También podremos seguir haciéndolo con un simple golpe rápido a los enemigos, que no nos hará perder velocidad.

Cuando nos ataquen o no podamos enlazar movimientos, este escudo desaparecerá y nos dejará expuestos. Como decimos, no es que sea un tipo de combate tremendamente satisfactorio e incluso en ocasiones puede llegar a frustrar, pero sí que se beneficia de lo verdaderamente importante en Mirror's Edge Catalyst: El movimiento.

Análisis Mirror's Edge Catalyst - Si los recursos se hubiesen destinado a otra cosa...

Al final, da la sensación de que Mirror's Edge Catalyst ha destinado sus recursos en incluir muchas novedades que son totalmente innecesarias, que incluso empañan el resultado final de este juego y lo dejan muy por detrás si lo comparamos con el original. El mundo abierto, planteado de esta forma, es demasiado tópico y aburrido.

No hay una evolución en el género, utilizando recursos que ya hemos visto en sandbox de hace años, que no le hacen ningún bien a Mirror's Edge Catalyst. Volver a pasar por los mismos escenarios una y otra vez parece ir hasta en contra de la naturaleza del propio juego, y es una pena que ese dinero invertido no hubiese ido a parar a otra cosa.

Una mejor historia, situaciones límite más espectaculares, una ambientación mucho más cinematográfica... eso sí le hubiese venido estupendamente bien a Mirror's Edge Catalyst y era justo lo necesario para mejorar la propuesta original. Ahora, salvo las misiones principales que siguen estando a la altura, lo demás es de todo menos memorable.