Análisis de Monster Hunter Generations

Monster Hunter Generations, también conocido como Monster Hunter Cross por su nombre japonés, quiere que dediques todo tu verano a cazar monstruos. Es gracioso que Nintendo monopolice esta idea durante los meses estivales, pero más curioso es que lo pueda conseguir, entre este juego de 3DS y Pokémon Go para móviles.

Por supuesto, el mérito real está en Capcom, que han sabido mantener el timón firme de la franquicia y seguir mejorándola y cambiándola sin cargarse lo que la hace tan adictiva y fantástica: es necesidad de ser mejor y de matar a un monstruo cada vez más grande con un arma cada vez más ridícula y de colores más chillones.

Monster Hunter Generations es una maravilla pulidísima

Hay algunos asuntos que no van a sorprender al veterano de la saga. Los gráficos, por ejemplo, aunque fabulosos, siguen siendo similares a los de la anterior entrega, Monster Hunter 4 Ultimate. Y no hay tipos de armas nuevas, pese a que los tipos ya son bastante variados y hay una nueva mecánica que hace que se sientan diferentes.

Algo parecido podría decirse de los monstruos: están los cuatro gigantescos monstruos insignia, que son algo realmente nuevo, luego hay otro más que no queremos spoilear. Sumando, hay 17 monstruos nuevos que dejan en 71 el total quedando en un total de 71 bestias más 34 animales menores que los acompañan.

Es un número fabuloso de enemigos, aunque por debajo de los 75 que vimos en MH4U, sobre todo en lo que a nuevos enemigos se refiere. Seguro que más de un fan se siente algo decepcionado por esto, pero es lo que tienen la sagas paralelas: Monster Hunter Generations es un juego dentro de la misma generación, no una nueva.

Que este comienzo tan negativo no os desanime: hay muchas cosas nuevas y también homenajes a los anteriores juegos. Poder visitar las aldeas de los tres primeros juego es algo muy bonito y nostálgico, pensado sobre todo para los jugadores que lleven desde los tiempos de PSP jugando a Monster Hunter.

Más homenajes que historia

Ciertamente, estos homenajes son el mayor componente narrativo del juego, porque Monster Hunter Generations debe ser el que menos trama tiene de toda la franquicia, y mira que eso parecía imposible dado lo poco que cuentan sus antecesores. No es un problema, la verdad, porque las misiones han sido siempre lo importante del juego.

Esta siguen ahí, divididas por niveles del gremio, como siempre. Puedes jugar casi todo solo, pero siempre es más divertido con amigos, ya sea en local o en multijugador online; y hay otras tantas formas de entretenerse al margen de las misiones, sea plantando recursos, pescando por ahí, intentando superar desafíos de la Academia...

Otra cosa no, pero Monster Hunter Generations tiene contenido para estar jugando sin parar durante varios meses, hasta la llegada de No Man's Sky, más o menos.

Los estilos de combate son una revolución

Pero hablemos de las novedades de verdad del juego, de lo que lo transforma: los estilos de caza. Hay cuatro en total y cada uno modifica ampliamente la manera en la que jugamos, e incluso la forma en la que podemos utilizar nuestras armas. No es lo mismo usar una katana en modo sombra, que sirve para hacer parries y contraataques, que hacerlo en el modo aéreo, centrado en atacar desde el aire cuando la oportundiad lo presenta.

Ir cambiando entre uno estilo u otro, cambiando también las técnicas dentro de él, pues cada estilo tiene distintos huecos para distintas técnicas especializadas – esquivar, hacer un ataque circular, correr más rápido... – y mejorando armas para centrarnos en una manera de jugar con estos estilos u otra de verdad transforma el combate de la saga.

Puede que Monster Hunter Generations sea un paso hacia un lado dentro de la saga, y por eso no tiene número en su nombre, pero nos encantaría que los estilos y todo lo que aportan a la jugabilidad de mantuviese en futuros juegos, porque es lo mejor que le ha pasado a la saga desde el multijugador online.

Cuesta pillarle la gracia al Gatador

Otra importante novedad de Monster Hunter Generations, en realidad, es más bien pequeña. En esta entrega, será posible manejar a un Felyne como si manejaras a un cazador. Este 'gatador', que es como ingeniosamente lo han llamado en español, tiene unas habilidades muy particulares y no podrás luchar con él como normalmente haces.

Su papel es de soporte, de ayudante, dentro de un grupo de más cazadores, así que salir a cazar solo con él es un poquito suicida. Sus habilidades, ya que no puede utilizar objetos, serán de bastante ayuda, y pueden potenciarse previamente en una aldea con comida y tratamientos especiales.

Aunque cuesta cogerle un poco la gracia, y como decíamos, su utilidad queda reducida a las sesiones multijugador con amigos, es un añadido que los expertos seguro que saben manejar muy bien. En las manos adecuadas, un felyne puede ser más efectivo ayudando al equipo que un cuarto cazador peleando.

Un reto conocido, pero no por ello peor

Al final, Monster Hunter Generations es algo que los fans de la saga conocerán y que todos los que se sumaron a ella con Monster Hunter 4 Ultimate, también lo harán, aunque no de forma tan evidente. Y eso es bueno: los primeros tienen los homenajes a los viejos juegos como guiño, y los nuevos pueden seguir profundizando con un nuevo juego.

Monster Hunter Generations, pese a las pegas de lo limitado del catálogo de nuevos monstruos, de no incluir nuevos tipos de armas o de tener un manejo que sería mucho mejor con un mando de consola de sobremesa, es fiel a la fórmula de la saga y la modifica en los aspectos justos para que sea todavía mejor y más variada.

Los estilos de caza son algo fabuloso que esperemos vaya más allá de Monster Hunter Generations y que incluso se amplíe en las siguientes sagas. Da gusto ver como una saga con un combate tan característico evoluciona sin estropearse ni ser otra cosa, como hizo Dark Souls 3 también este año.

Si teneís dudas sobre Monster Hunter Generations, pensad que no hay otro juego similar y que el verano tiene días muy largos en los que farmear objetos, construir armas y armaduras chillones y apalear orangutanes de dimensiones grotescas es lo mejor que podéis hacer.