Final Horizon - Defendiendo la base de bichos galácticos

El espacio en un lugar hostil lleno de aliens con pinta de bichos, y que no se sabe muy bien nunca porqué siempre tienen ganas de venir a tocarle las narices a los terráqueos; será por haber inventado las mosquiteras, vete tú a saber. Final Horizon toma como ambientación ese espacio repleto de alimaña para enfrentarla a nuestra tecnología.

Final Horizon nos lleva a distintas pantallas sobre las superficies de diversos planetas, y también por zonas de realidad aumentada a modo de entrenamiento. En todas tendremos que hacer lo mismo: proteger una zona hasta que se produzca una situación determinada, como lanzar un cohete de escape o aniquilar a la invasión Swarn que amargarnos el día.

Final Horizon es un correcto tower defense de gestión

A lo largo de las diversas pantallas se nos van entregando nuevas armas para nuestras torretas, mejoras de rendimiento y también, por supuesto, más enemigos a los que enfrentarnos, más duros y difíciles. También entran en juego, a medida que avanzamos, condiciones medioambientales y otras variantes que hacen del título uno más y más exigente.

En sus tramos finales, Final Horizon se vuelve una experiencia en la que si nos despistamos llegaremos a perder, pero para alcanzar ese instante el juego se empeña en enseñarte todos sus recovecos muy poco a poco, demasiado poco a poco. No es que tenga tutoriales al principio de la partida como tales, sino que cada pantalla te enseña algo que luego se potenciará en posteriores fases.

Final Horizon tiene una curva de aprendizaje mal diseñada

El problema es que la entrega de novedades se produce excesivamente despacio. Incluso aunque estas sean mínimas, como la obtención de una nueva torreta que no hace más que cargarse a otro tipo de enemigos, se te dan como si fuera super difícil entenderlas. El juego te lleva al campo de entrenamiento, te la enseña, luego a un nivel facilito para que la uses, y más tarde ya, al final, la introduce en el juego normal junto al resto de útiles.

Final Horizon te lleva de la mano, como con miedo a que el juego te resulte difícil, y esta condescencia es su mayor problema, puesto que logra que el juego no se haga interesante hasta muy avanzado este, e incluso entonces siguen los problemas.

Gestionamos nuestras defensas, pero de un modo un tanto pasivo

Final Horizon es un juego pasivo en demasiadas ocasiones. Ubicas tus torretas en puntos prefijados, preparas los generadores de energía, y ya está. A partir de ahí, ya esas se ocupan de apuntar y disparar a los enemigos, siendo tu tarea la de repararlas, aumentarlas de poder o cambiarlas por dadores de energía o viceversa.

Vamos, que he ganado partidas poniendo torretas y dejando la Vita apoyada en el sofá mientras las hordas enemigas se morían solas; y es más, Final Horizon te entrega una especie de “límite” o ataque final que permite barrer a todos los enemigos en pantalla de un plumazo; es decir que si las cosas se ponen difíciles, tan solo pulsa triángulo.

A Final Horizon le cuesta ofrecer su propuesta completa al jugador

Lo cierto es que al final, Final Horizon se descubre como un juego entretenido, en el que sí hay que estar muy pendiente de que todo lo que suceda en tu base funcione, de que tus torretas estén operativas, que no te las rompas, etc, etc; pero cuesta mucho llegar a ese instante, y de nuevo, aparecen esos instantes tranquilos en los que el juego se resuelve solo.

Final Horizon sería mucho mejor si decidiera plantearle al jugador dificultades desde el comienzo, pero no lo hace. Al final, se queda en un título con momentos entretenidos, pero que no consigue enganchar ni que te apetezca avanzar más allá de jugar un rato.