Grow Home Análisis - Disfrutando de la Ubi más experimental
Entre tanto AAA y tanta secuela, Ubisoft también tiene sitio para los pequeños proyectos que dejan ver el lado más original de la compañía, y bienvenido sea si es como este Grow Home.
Grow Home nace de una forma muy extraña para lo que nos tiene acostumbrados Ubisoft. Grow Home se anuncia a tan sólo dos semanas de su lanzamiento, sólo en Steam y sin siquiera pasar por Uplay. Pero este juego comenzó siendo más bien una prueba técnica de Ubisoft Reflections, y al ver que tenía potencial como algo más, decidieron ver qué pasaba.
Grow Home es inmenso en su simpleza
La idea de Grow Home nos lleva a controlar a B.U.D., un robot que ha de hacer crecer una planta gigante hasta llegar a los 2.000 metros de altura para conseguir sus semillas, y para ello ha de lograr energía, uniendo sus gigantescas ramas a determinadas rocas flotantes, para que la planta siga creciendo y podamos alcanzar nuevas zonas donde conseguir más energía.
En el proceso, también podemos detenernos a conseguir cristales de energía que mejoran las capacidades de B.U.D., el protagonista de Grow Home que al principio no es capaz ni de saltar, y que poco a poco va consiguiendo nuevas habilidades, incluyendo la posibilidad de planear utilizando flores, o un jetpack que nos da un corto impulso con cierta trampa, ya que funciona mejor siguiendo la inercia del salto.
B.U.D. y la mecánica de escalada real
Quizá lo más curioso de Grow Home es que dentro de sus mecánicas está la de la escalada, pero no una como la de Assassin's Creed, Uncharted o Tomb Raider, tan automáticas y predefinidas, sino que esta vez tenemos que mover de forma independiente las dos manos del robot protagonista para buscar nuevos puntos de enganche y subir todo lo que podamos.
La mano izquierda es el gatillo izquierdo y la mano derecha es el gatillo derecho, o los botones izquierdo y derecho del ratón respectivamente en caso de que decidamos jugar sin mando, y con ello consiguen una interacción total del jugador con el mundo que no se limita sólo a lo visual, sino que realmente podemos llegar a trepar por absolutamente donde queramos.
Mundo abierto vertical, exploración y riesgo
Otra de las mecánicas del juego es la de dirigir los brotes de la planta a esas plataformas flotantes donde bien puede haber cristales de energía para B.U.D. o energía para la propia planta, y de cada uno de esos brotes convertidos en ramas salen aún más brotes, con lo que la parte 'procedimental' del juego no está en el mundo ya creado por defecto, sino en el que nosotros podemos llegar a crear, siempre diferente.
Y está bien tomarse las cosas con calma en Grow Home e investigar, ya que podemos encontrar checkpoints que funcionan como puntos de viaje rápido en algunas de las islas flotantes, y viene bien tenerlos, ya que el más pequeño de los errores puede llevarnos a que caigamos metros y metros en picado, y la inercia del jetpack de poco nos servirá aquí. Es mejor ser precavido que tener que volver a subir, claro.
B.U.D. se mueve raro, pero es natural
La gracia de Grow Home no sólo está en que, aunque es simple, se ha conseguido crear un mundo precioso y lleno de detalles, sino en que el propio protagonista, B.U.D., parece moverse procedimentalmente, sobre la marcha, sin nada predefinido, y esto lleva a que parezca que camina raro o que puede llegar a tropezar con sus propios pies si hacemos movimientos bruscos, pero, ¿no es lo que pasaría en realidad si alguien intenta zarandear los pies sin más?
Grow Home es un título tan peculiar que casi da pena que se le haya dado tanta poca importancia dentro del catálogo de Ubisoft. Es una apuesta muy especial que demuestra que en Ubisoft no sólo hay sitio para las súperproducciones, sino que la originalidad y el riesgo siguen estando ahí, y más aún, dentro de su simpleza, Grow Home no falla.