Análisis de NBA 2K16 - El rey de la pista

2K Sports y Visual Concepts llevan muchos, muchos años creando simuladores de baloncesto sin igual, cada año con el mismo efecto, cada año haciéndonos pensar que lo que tenemos delante es insuperable, pero por algún extraño motivo (nada extraño, pasión y buen hacer, en realidad), llega el año siguiente y nos vuelven a sorprender.

NBA 2K16 regresa un año más para destronar a la entrega del año anterior con soberbia. No es que después de NBA 2K16 sea doloroso volver a NBA 2K14 ó NBA 2K15, pero si realmente te gusta el baloncesto y disfrutas de todo lo que compone la NBA, que es mucho más que el propio partido, no es que dar el salto a NBA 2K16 sea imprescindible, sino que se convierte en un auténtico placer.

NBA 2K16, ahora con Modo Historia

Uno de los principales añadidos de NBA 2K16 quiere ir más allá del modo MiCarrera en el que crear a nuestro jugador y alcanzar la cima de la NBA. Esta vez, antes de llegar a esa historia en la que tomar decisiones, dar ruedas de prensa, negociar con equipos, relacionarse con compañeros del deporte y aceptar o declinar patrocinios, hay una historia previa.

Es la historia de Frequency Vibrations, que puede ser Freq o puedes ser tú mismo, un chaval humilde del Harlem que nos lleva a experimentar el drama de escalar hasta la fama por su talento con el basket, y tener que compaginarlo con familia, vida social, vida amorosa y, cómo no, las malas compañías del barrio. Una historia creíble dirigida por Spike Lee.

Tras la gran historia, llega lo bueno

La historia dirigida por Spike Lee ocupa sólo los primeros años de tu personaje, desde los partidos del instituto donde destacas hasta tu primer año como profesional en la NBA. Inmediatamente después, pasamos al modo que los veteranos de la saga ya conocen, pero con ciertos retoques y mejoras para hacerlo más dinámico, con más formas de ganar esas monedas virtuales que delimitan nuestro progreso.

El tema de las Virtual Coins es peliagudo. Por supuesto, son un premio a la constancia de quien juega mucho. No comenzamos ninguno de los modos siendo dioses del baloncesto (o de las finanzas, como en MiGM), y las monedas a modo de salario y nuestra forma de invertirlas en mejoras y personalización son la forma que tiene el juego de decirnos que vamos progresando. Sí, hay mucho que jugar, pero como se dice, sarna con gusto...

Amor por el baloncesto

No todo en NBA 2K16 son los partidos, pero por supuesto son la parte más importante. Desde el momento en que cogemos el mando y vemos que es una experiencia ligeramente más accesible y ágil que en su anterior entrega (aunque no es muy apto para novatos, requiere horas de práctica saber defenderse medianamente bien), hasta cuando vemos todo el espectáculo desde el banquillo.

Todo está recreado con tal lujo de detalle y tanto mimo que asusta. Cada cancha diferente, un sonido especial para cada parqué, coreos del público, ruidos del estadio para animar o distraer a los locales o visitantes, las introducciones, las pantallas, las mascotas, las animadoras,... Sólo falta ver a la gente del público comiendo y ese olor a perrito caliente para sentirse realmente dentro de la NBA.

NBA, clásicos y Euroliga

Pero aunque los modos MiCarrera, MiParque, MiGM y MiEquipo sean grandes atractivos, no hay que olvidar que hay quien aquí también viene a jugar con equipos reales, a la antigua usanza, llevando a todos los jugadores del equipo al mismo tiempo y no sólo a tu jugador personalizado. Y claro, poder jugar un All-Stars o enfrentar a leyendas de los 90 sigue siendo un gustazo.

NBA 2K16 es puro espectáculo hecho videojuego. Hay muchos factores a mejorar, claro. Las cargas entre partidos o el ritmo marcado por las VC sin recurrir a micropagos pueden llegar a aburrir, pero prometemos que todo eso que hace de NBA 2K16 un videojuego puntuable con sus más y sus menos se olvida en cuanto vemos la cancha y entendemos que estamos, sencillamente, disfrutando del baloncesto.