Rogue Legacy Análisis - Una casta de guerreros inmortales

Rogue Legacy llega firmado por Cellar Door Games, habiendo llegado ya hace un par de años para compatibles y con otro a sus espaldas ya en videoconsolas. Y tras todo este tiempo, ahora que volvemos a hablar de él a tenor su lanzamiento en el servicio de suscripción de Sony, es un gusto comprobar cómo el videojuego sigue en plena forma.

Rogue Legacy nos pone en la piel de todo un árbol genealógico de guerreros con la misión de internarse en un castillo cambiante. En su interior se halla la supuesta cura que le salvará la vida a nuestro rey herido y nuestra misión es conseguirla.

Rogue Legacy sigue la máxima de "de tal palo, tal astilla"

Las mecánicas de juego son sencillas: salto, ataque y golpe especial, este último heredado de los Castlevania, con sus hachas que caen en parábola, sus hechizos con espada y sus cuchillos arrojadizos que consumen puntos de magia. Un esquema sencillo pero que se enriquece cada vez que morimos.

La gracia de Rogue Legacy es que sustituye el contador de vidas por la muerte de un antecesor y el nacimiento de un sucesor. Este nuevo brote del árbol genealógico hereda ciertas habilidades de su progenitor, o no, sumadas a nuevos rasgos que lo dotan de personalidad propia. Algunas de estas son tan delirantes como no ver en tres dimensiones o ceguera.

Descubrir qué nueva tara tendrá el siguiente guerrero, lo mejor de Rogue Legacy

Estas habilidades trastocan los puntos de vida, de magia, el ataque, la defensa, la velocidad y más factores como la posibilidad o no de que nos derriben entre muchas otras, lo que consigue que cada vez que morimos y reiniciamos la partida lo hagamos con un personaje distinto en lo jugable, y estas distinciones se convierten en la personalidad de cada nuevo hijo que controlamos.

No siempre cada nuevo personaje es mejor que el anterior, de hecho, será común que nos toque enfrentarnos a una nueva inmersión en la fortaleza con un personaje mucho peor; pero ahí entra el leveleo, para que aunque nos toque jugar con el primo tonto, vaya bien fuerte.

Un esquema de juego sencillo pero con una profundidad maravillosa

En cada misión recogemos dinero. Al morir, volvemos a nacer en nuestra fortaleza con la herencia de nuestro padre difunto. Con ello construimos nuevas secciones del mismo que albergarán al arquitecto, al encargado de la forja y a la que nos pone runas, además de zonas de entrenamiento para que las futuras clases de guerreros salten fortalecidos al campo de batalla.

El arquitecto resulta fundamental puesto que es el encargado de, a cambio de un generoso pellizco de nuestras ganancias, hacer que ese castillo de salas cambiantes no lo haga de una partida a otra, lo que viene genial si estamos concentrados en cargarnos a un boss y no queremos tener que volver a buscarlo por un nuevo mapa.

La mejora de nuestro castillo y clases es fundamental en Rogue Legacy

La mejora de nuestros guerreros es también primordial. Rogue Legacy es difícil, mucho. Se nota que el juego quiere que mueras mucho para disfrutar de las mezclas de habilidades y problemas genéticos que se imprimen en el ADN de tus vástagos. A medida que vamos mejorando los personajes, que vamos dominando las rutas y que recibimos importantes consejos el videojuego se suaviza y entonces sí que toca ir a por los jefes finales y abrir la puerta dorada.

Y aunque sea difícil y a veces llegue a ser frustrante no dejarás nunca de jugar porque es divertídisimo, tanto el combate como las plataformas como morir y descubrir a un nuevo guerrero y disfrutar de sus valiosas minusvalías y superpoderes.

Al principio, Rogue Legacy se hace muy difícil

En lo gráfico, Rogue Legacy emplea un estilo pixelado maravilloso, con mucho arte y salero que, desgraciadamente no se extiende al apartado musical, lo más flojo del conjunto.

Rogue Legacy es uno de nuestros indies favoritos. Es sólido, divertido y muy original, engancha, es un reto fantástico y está rematado con mucho buen hacer; y si tenéis el Playstation Plus, qué deciros, que os lo bajéis