Ryse: Son of Rome Análisis

    Ryse: Son of Rome viene a demostrar las capacidades de la flamante Xbox One. A simple vista, tendría que ser el título por el que decantarse en la consola de Microsoft: unos gráficos espectaculares, melodías épicas, combates sanguinarios. Pero no.

    Ryse recuerda a God of War, y ojalá recordará más a él. Del título de Santa Mónica acaba heredando los pilares más básicos de su combate y su gusto por la narración cinematográfica y espectacular. Ambos compiten por ver quién, si Mario o Kratos, es capaz de cercenar más miembros al terminar una secuencia de lucha. También comparten el amor por detallar periodos históricos tan interesantes que son capaces de provocar la compra compulsiva de sus juegos.

    Pero ahí se acaban los parecidos.

    Ryse: Son of Rome nos revela con demasiada prisa el resultado de ese desarrollo accidentado que empezó para Kinect y acabó en One, el mismo por el que nos llevamos las manos a las cabezas cuando se presentó en el E3. Aquel baile de jugabilidades, en principio gestual, luego a través de QTE para convertirse en un soso agitar de espadas sin profundidad, arruinó un título que tenía todas las papeletas para ser un grande.

    Ryse se reduce a un simple agitar de espadas

    Técnicamente, Ryse es un coloso, tan maravilloso que, pese a sus muchas carencias, te lo terminarás sólo por ver un escenario más o un movimiento más del héroe romano que encarnas. Las texturas, los entornos y hasta los gestos están a un nivel que presagian una generación formidable en lo que a recrear la realidad se refiere. Las melodías no se quedan atrás, capaces a veces de hacernos olvidar, junto al portentoso despliegue gráfico, lo vacío que se siente el juego en los controles.

    Ryse: Son of Rome cuenta con gráficos y melodías de infarto.

    Lo peor de contar con dicho despliegue es que la realidad se hace más evidente que nunca. Por un lado está muy bien, ya que nos encanta que los títulos nos muestren entornos cada vez más verosímiles. Favorece la inmersión y que nos creamos lo que estamos viendo. Pero, por otra parte, le piden a la jugabilidad que corresponda con el mismo grado de entrega. ¿De qué me vale que me muestres personas casi de carne y hueso si luego las interacciones entre ellas son tan pobres? Y ahí está el problema.
    Ryse reproduce fielmente la antigua Roma

    Estos escenarios preciosos no dejan de ser rings de combate en el que aparecen más y más enemigos a masacrar. Esto no sería ningún problema si la lucha acompañara, pero no. Los combos son escasos y los finishers para terminar nuestra acción cortan el ritmo del juego, y se repiten demasiado. Además, son como un hechizo que consigue que todos los enemigos que tenemos a nuestro alrededor se queden parados, esperando a que terminemos de arrancarle el brazo al compañero de armas que estamos masacrando. No hay QTE, pero el librarse de estas indicaciones genera momentos robóticos, en los que el juego no parece responder bien. Esto no sería un problema tan gordo si los gráficos no fueran tan reveladores. Pero lo son, haciendo que los defectos lo sean aún más ¿Una música gloriosa que señala un instante heroico? ¿De qué me sirve si no me creo lo que veo?

    Sangriento y brutal, pero sin chispa.

    A él se nos suman opciones de interacción con el Kinect, pero que tampoco acaban de cuajar, confirmando la sospecha que se tiene al meter el juego en la consola, que estamos ante un extraño conjunto de ideas malogradas. ¿Qué habría sido de Ryse con un poco más de mimo en su desarrollo y las ideas claras? Pues una auténtica película de gladiadores en lugar de un burdo intento de cruzar Gladiator con el producto estrella de Santa Mónica. Porque potencial en él hay de sobra.

    Lástima de unos gráficos brillantes, pero una historia un tanto sosa

    Los jugadores teníamos muchas ganas de vivir una aventura épica, sobre todo los que somos fans de estas tremendas producciones con aspecto de AAA, pero las prisas y no saber decidir qué rumbo tomar, han matado a un videojuego prometedor.

    Ryse: Son of Rome tiene segundos de auténtico gozo, en el que todo funciona a la perfección. Una luz inunda un camino oscuro mientras se alza una canción de guerra, nos atacan enemigos y la coreografía parece funcionar. Pero todo se esfuma demasiado rápido, acabando enfrascados en peleas aburridas, repetitivas y que no nos llevan a ningún sitio. Personalmente, espero que la idea de un beat´em up ambientado en Roma no se pierda, y que se tome la base estética de este título. Todo lo demás es altamente prescindible.

    4

    Pros y contras

    • Las melodías del título
    • Ubicar el juego en Roma
    • Su apartado gráfico
    • La sensación de proyecto fracasado.
    • Lo poco explotado que están los entornos
    • Su jugabilidad

    Ryse: Son of Rome

    Disponible desde 22 november 2013

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