Sherlock Holmes: Crimes and Punishments Análisis

¿Cómo haces interesante un videojuego que gira en torno al mejor detective del mundo? Quienes piensen en Batman al enunciar tal fórmula – y harán bien en pensar tal cosa –, saben que parte de la gracia de sus juegos está en las tollinas de padre que pega el Caballero Oscuro; pero en este caso, nosotros hablamos del otro mejor detective del mundo, Sherlock Holmes.

Frogwares parece haber dado por fin con la fórmula que mejor retrata las habilidades de su detective, que no es ni ser un ligón – como hace el Sherlock de Robert Downey Junior – ni ser absurdamente retorcido – como hace el de Benedict Cumberbatch y Steven Moffat.

El truco de Sherlock Holmes: Crimes and Punishments está en mostrar lo sencillo y complicado que es a la vez ser un genio.

Sherlock Holmes: Crimes and Punishments, a la tercera va la vencida

Los anteriores juegos de Frogwares sobre Sherlock giraban alrededor de su caza de Jack El Destripador o en torno a su (siempre fingida, querido Watson) muerte, pero Sherlock Holmes: Crimes and Punishments es un cambio importante de su fórmula, pues presenta seis casos diferentes entre sí.

En cierto modo, funcionan como seis capítulos de una temporada de la nueva serie de Sherlock Holmes, pues se presentan de forma dinámica, inteligente y es mucho más sencillo mantener un sentido del suspense en sesiones de dos o tres horas por enigma. Además, que Sherlock resuelva algo rápido es un plus: el tío es un genio, vaya.

Un buen retrato del personaje

La manera en la que la historia de Sherlock Holmes: Crimes and Punishments evoluciona también es mejor, quizá porque las historias son más cortas y se pueden hacer más interesantes. Las voces también son más aceptables, eso ayuda.

Este Sherlock es más atractivo y más interesante: más directo, más pasado de vueltas y siempre desconectado en cierto modo de los secundarios, pero sin llegar a ser tan insoportable y afectado como el personaje de Benedict Cumberbatch. En cierto modo, es el mejor Sherlock que hemos visto.

Oh, y su relación con Watson es más humana, más de amistad, más en torno a cómo actúan en las novelas, como amigos que por momentos parecen conocerse demasiado bien. Y Sherlock, aún siendo un caballero inglés dignísimo, no tiene problemas en hacer cosas más mundanas con su amigo John.

Puzles más inteligentes, aunque fáciles

En cuanto a cómo se juega, Sherlock Holmes: Crimes and Punishments parece tener más claras sus intenciones, está todo más pulido. No cuenta con los problemas habituales de los anteriores juegos de Frogwares, que se agradece, y los saltos de la primera persona a la tercera son bastante apropiados.

Gráficamente, el juego no es una locura, pero Londres está retratado con buen gusto y las habitaciones han sido pensadas para ver las pistas con facilidad: ni muy obvio ni escondidas a la mala leche. Algunas están bien escondidas, pero eso: bien, no con la intención de llevarnos muchos minutos y hacernos sentir tontos al final.

Interrogar a otros personajes y a sospechosos sigue siendo fundamental. Ahora el jugador puede parar una conversación y hacer zoom en detalles de la persona con la que habla: su piel o una solapa mal doblada pueden mostrar algo y hacer que a Sherlock se le encienda la bombilla. Siguen siendo fáciles de encontrar, quizá demasiado.

El palacio mental

Hay una nueva mecánica de ‘imaginación’ que recuerda al palacio mental del Sherlock de Moffat y que sirve para construir, con las pistas apropiadas, la resolución del enigma que tenemos delante, construyendo líneas temporales o viendo ciertos sucesos. Es algo satisfactorio y efectista.

El problema es que donde más debería destacar el juego, en los puzles más clásicos, Sherlock Holmes: Crimes and Punishments es donde más débil se muestra. Todos estos buenos artificios y mejoras de la fórmula no parecen incidir en lo que debería ser lo más importante.

Un Sherlock moral... o no

Al menos, la magia de Sherlock Holmes: Crimes and Punishments está en no saber si existe o no una respuesta adecuada está ahí y sigue siendo encantadora. Tener todas las pistas solo muestra todos los hechos, es el jugador quien debe extraer una resolución de todo ello. El juego te lo pone delante y tú tienes que tomar la decisión final, que puede hasta ser mortal.

Lo más curioso quizá es que se permite cierto juicio moral con todo esto. ¿Y si para nosotros el asesinato estaba justificado? Más allá de lo ético de esta conducta o de cómo afrontaría esto el Sherlock de Sir Arthur Conan Doyle, llevado a un videojuego, es una idea que juega al compás del medio, de los videojuegos.

El problema es que no tener 'la mejor respuesta' puede ser molesto. Sherlock Holmes siempre acierta en sus juicios, por lo que dejarnos a nosotros, pobres mortales con un cerebro normal, elegir qué pasa a raíz de los pensamientos vivos del detective quizá no es tan satisfactorio como debería.

Sherlock Holmes: Crimes and Punishments es un buen misterio

Quizá no tener la respuesta perfecta moleste a algunos jugadores, pero nosotros creemos que le da una mayor profundidad a la jugabilidad y que es un reto añadido, uno que no parece estar ahí siempre cuando se intenta resolver un buen enigma o puzle. Sin embargo, Sherlock Holmes: Crimes and Punishments nos gusta, es un buen paso para la saga.

El acercamiento de Frogwares al personaje parece haber llegado a un cénit, y nos alegramos por ellos. Aunque este juego no es perfecto, es una clara evolución de una fórmula en la que han creído y que, sin duda alguna, sienta bien a lo que representa el personaje. ¿Merece la pena jugarlo? Elemental.