The Last of Us Análisis

    The Last of Us significa el triunfo de la narración lineal, de cómo ofrecerla de la manera más abierta, de cómo dejarte explorar cómo quieras un pasillo, de cómo permitirte decidir sin hacerte ninguna pregunta y de cómo un mundo apocalíptico es capaz de transformar a una persona, y al jugador.

    La lectura tras jugar a The Last of Us es que somos humanos, y lo seguiremos siendo pase lo que pase. Somos egoístas y por ello amamos. Amamos y por ello somos egoístas. La sociedad se desgracia a causa de un virus que transforma a los infectados en un ser a caballo entre un hongo y un zombie

    ¿Y qué hace el hombre? Roba para alimentar a los suyos, se protege con violencia para cuidar a su familia y mata para poder seguir viviendo él un día más. Ése es el escenario que nos propone la última, y mejor, aventura de Naughty Dog. Un título que aspira a ser mucho más que un juego de zombies, uno de relaciones o de acción.

    The Last of Us nos presenta un protagonista muy completo

    Encarnamos a Joel, quizás, el personaje más rico y con una evolución más digna de ser estudiada de toda la generación. Sí, señor Cage, equipo de TellTale Games o Bioware. Naughty Dog ha fabricado a un personaje adulto, roto y absolutamente creíble. Comienza siendo un tipo normal, hasta aburrido, incapaz de amar a causa de una desgracia. Remata el juego y es otra persona totalmente distinta; y el camino de un punto a otro está hecho con una maestría soberana.

    Y en ningún momento se nos hace una pregunta o se nos plantea una de esas decisiones tan existenciales y supuestamente imprescindibles para hacernos sentir; en lugar de ello, se nos deja interactuar con el entorno, recoger los pedazos de un mundo arruinado y construir con él armas con las que matar y sobrevivir.

    The Last of Us nos presenta a personajes muy completos

    Un pasillo muy abierto.

    Los enemigos con los que nos topamos no son malos, sólo les ocurre lo que al universo, que se han roto. Los humanos tienen maldita la mente, los infectados por el Cordiceps tienen maldito el cuerpo. Ambos son terribles, al principio más los monstruos que los hombres, pero entonces aparece Ellie, nuestra compañera, y cuando descubrimos que es más fácil protegerla de las criaturas que del ser humano, entendemos quien es el auténtico enemigo.


    El verdadero enemigo es el ser humano


    Ellie es la respuesta del mundo, y también todas las preguntas, a nuestra evolución como individuo, a la de Joel. De ser más áspero que una piedra, acaba sintiendo tanto como un padre preocupadísimo por su retoño. En ello colabora una jugabilidad que castiga la violencia y premia la prudencia. Nos agachamos, caminamos agazapados, examinamos todo lo que nos rodea, lo tocamos, lo cogemos y lo metemos en nuestra mochila. Descubrimos como una pareja murió sobre su cama, se suicidaron juntos. Ellie lo ve y opina y tanto tú como Joel, pensáis “A ti no te pasará lo mismo”.

    Una obra de arte a nivel musical, gráfico y ambiental.

    Para llegar a este estado mental ha hecho falta hermanar, como en pocos juegos se ha visto, todos los elementos que hacen del videojuego algo maravilloso. Todo tiene poder narrativo. Los rivales nos cuentan su dolor y su demencia. Los escenarios nos revelan lo que nos puede suceder si nos descuidamos. Los objetos, que pesan y son limitados, nos valen para hacernos armas fundamentales para sobrevivir.

    Y al fabricarlos, Joel se agacha, abre su mochila, se toma su tiempo y, al terminar, vuelve a ponérsela al hombro, y avanza. Sin este mimo por el detalle, por cuidar la interacción del jugador y generar a través de ella una narrativa tan viva y emocional, The Last of Us no sería la maravilla que es. Tampoco sin unos diseños de escenarios fantásticos, que acompañan y acentúan un apartado técnico de ponerse a aplaudir y no parar.

    Una maravilla visual

    Todo se alía para firmar uno de los mejores juegos de esta generación y, sin lugar a dudas, la mejor narración lineal que hemos visto. Tiene muchas semejanzas al primer Bioshock en eso de transformarnos en un malo más del escenario, en estudiarlo, en matar acechando y en hacerte comprender sus mecánicas para ser realmente efectivo.

    Sí, tiene fallos, como que los enemigos disparen a través de Ellie o que los infectados no se enteren del avance de quien nos acompaña, sólo de nosotros; pero qué importa eso. La verdad es la que es: si te haces llamar “jugador”, tienes que jugar a The Last of Us.

    9.5

    Pros y contras

    • Música, gráficos, diseños, jugabilidad... Todo es maravilloso.
    • La evolución de Joel es de lo mejor de esta generación
    • Una narrativa tan rica que es digna de estudio
    • Ciertas escenas se alargan de manera innecesaria.
    • Ha de pulir las reacciones de los enemigos con nuestros compañeros.

    The Last of Us: Remastered

    Disponible desde 30 july 2014

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