Análisis de The Legend of Zelda Twilight Princess HD

Con The Legend of Zelda Twilight Princess HD, al igual que con cualquier otra remasterización, resulta raro hacer un análisis. ¿Tanto han cambiado estos juegos con respecto a su versión inicial? La respuesta siempre suele ser que no, que los que hemos cambiado somos nosotros y la industria del videojuego.

Por ello, siempre resulta muy interesante contextualizar obras pasadas que se restacan en nuestro contexto actual, que pueden funcionar y mantenerse o, algunas pocas vecez, empezar a considerarse como clásicos. En el caso de The Legend of Zelda Twilight Princess HD, no se trata de esto último, por desgracia.

The Legend of Zelda Twilight Princess no es un mal Zelda...

The Legend of Zelda Twilight Princess siempre fue considerado un Zelda por debajo del resto por muchas razones de peso, y la verdad es que esta nueva versión en alta definición, con mejores gráficos, el control de la versión de Game Cube y algún arreglo aquí y allá – como la lámpara para ver Poes como Link humano – no los arreglan.

Hay muchas sombras que pululan en el juego y que le dan esa estética tan desdibujada y neblinosa, y Ocarina of Time es una de ellas. Nintendo quiso repetir gran parte del esquima de su exitoso y querido juego de Nintendo 64 en su título de Game Cube y Wii, y le salió el tiro por la culata, pues es una aventura demasiado sosa, en general.

...pero tampoco es precisamente brillante...

Esto no significa que no tenga cosas muy buenas. Siempre hemos pensado que The Legend of Zelda Twilight Princess trasladaba a la saga esa época a lo El Señor de los Anillos y que no le sentaba nada mal, con un Link mucho más físico, como espadachín hábil y guerrero sorprendentemente hábil en todo lo que se le ponga por delante.

Aunque esto es algo que siempre hemos visto de un modo u otro, esta era la primera vez que lo veíamos con un aspecto creíble, y el aura oscura que le rodeaba en todo momento era un corte casi transversal con lo que le precede.

Es cierto que la poca potencia de Game Cube o Wii le hacían mucho daño en los primeros compases de la era de la alta definición, y que se podía criticar lo apagado de los colores de la siempre vistosa Hyrule o el trato de ciertos personajes, empezando por la Princesa Zelda y llegando hasta el mismísimo Ganondorf.

Sin embargo, la visión del juego era la que era, y en cierto modo, cumplía excelentemente con ese ‘ocaso’ del mundo que Aonuma y Nintendo quisieron plantearnos en contraste con Wind Waker. Un problema de The Legend of Zelda Twilight Princess, pues, es que su concepto no calaba entre los fanes, no que este fuera tan malo o impropio o estuviera mal ejecutado.

...y a pesar de sus buenos personajes y mazmorras...

Puestos a hablar de jugabilidad, la dualidad lobo-héroe de The Legend of Zelda Twilight Princess no puede ser un problema tanto como lo es Midna como personaje secundario. Aunque no es el peor ayudante que haya tenido el rubio de orejas puntiagudas, sigue sin tener un carisma que nos arrastre a tenerla cariño.

Pero lo dicho, convertirse en lobo a veces rompe con ciertos momentos de aventura y diversión y llena nuestras pantallas de una negrura opresiva que no se disfruta más que en contadas ocasiones. La búsqueda de los fragmentos de luz sigue siendo un trámite desagradable, y eso que ahora la han hecho mucho más breve que en el pasado.

Al menos, las partes de Midna a tus lomos quedan olvidadas por las secciones en las que tú estás montado sobre Epona, empezando por cierto duelo sobre un puente que es de lo más épico hecho en la saga hasta el simple hecho de cabalgar por una amplia Hyrule mientras haces objetivos secundarios.

Epona siempre ha sido una gran secundaria pese a no decir ni mu, y por fortuna, The Legend of Zelda Twilight Princess está lleno de grandes personajes a los que es fácil cogerles cariño y con los que interactuar es fantástico. Ya en los primeros compases del juego se nota el cariño que se puso en este apartado del juego, y nunca decae cuando se visitan nuevos lugares.

...rejugarlo no merece mucho la pena...

Revisitando The Legend of Zelda Twilight Princess, también hemos descubierto que sus cavernas, han mantenido algo de encanto y que son bastante mejores que muchos de sus sucesores. Aunque nos resulten sencillas por la experiencia acumulada durante años con la franquicia, son laberintos que se disfrutan de arriba a abajo. Incluso el nivel acuático.

Por supuesto, son ambientaciones son excesivamente reminiscentes de Ocarina of Time y eso les niega algo de su valor por sí mismos, pero como parte fundamental del juego, no se les puede poner en mal lugar tampoco.

Eso sí, los objetos siguen siendo ridículos en muchos casos, y nos gustaría saber qué mente pirada pensó que una peonza gigante era una buena herramienta para un héroe.

... aunque si no lo has jugado nunca, este es el momento

Al final, como The Legend of Zelda Twilight Princess, la sensación que nos queda al revisitarlo es que es un conjunto de luces y sombras un poco vago en el que las partes que brillan quedan grises por culpa de las oscuras y donde destacar es prácticamente imposible. No era el mejor de los Zeldas entonces y sigue sin serlo ahora.

Con todo, ya quisieran otros muchos juegos ser el Zelda más mediocre, pues la sensación de aventura, descubrimiento y la épica siguen estando ahí junto con los mismos trazos de cuento de hadas. Es un cuento algo siniestro, también hay que decirlo, pero las leyendas de antiguo no eran precisamente infantiles.

¿Quizá esa fue la intención con este juego, recobrar lo macabro del cuento de hadas de la literatura germana? Eso sería meterse en un fregao importante al hablar de The Legend of Zelda Twilight Princess, así que mejor lo vamos a dejar aquí...