The Shopkeeper Análisis

The Shopkeeper es un título con buenas ideas pero que se estropean entre ellas. La trama desarrolla la elección que un currito tiene que hacer, entre una colección de antigüedades, para sorprender a una poderosa mujer de negocios; una suerte de señor Burns muy puñetera con cuya hija hemos contraído matrimonio.

Controlamos al trabajador, al que la señora machaca en cada conversación. No le gusta ni él, ni que esté casado con su hija, ni que trabaje en su compañía, ni nada.

Él le propone nuevas vías de negocio, intenta explicarle la manera de aumentar las ventas de la empresa; lo que se conseguiría con una inyección de capital. Claro que esta le manda a paseo, o le dice que sí a cambio de dejar a su hija y desaparecer. Pero él le ama. Bendito amor.

The Shopkeeper es aprendizaje a través del error

Así, vamos alternando entre los paseos por la tienda y las reuniones con dicha señora, a ver si le encontramos algo que le plazca. Entre escuchar las descripciones de la tienda vertidas por el tendero, las chorradas que la patrona nos suelta y lo que vemos en su despacho, hemos de averiguar lo que quiere y acertar. Algo que nunca deja muy claro The Shopkeeper. Esta misión la va comprendiendo uno mientras la partida avanza.

Como ya habréis advertido, The Shopkeeper es un constante repetir lo mismo hasta que logremos nuestro propósito. Se puede pasar en cuestión de minutos si sabemos lo que tenemos que hacer, pero lo interesante es repetir y fallar. Pasar por la tienda, ir a ver a la jefa, que nos insulte, que nos mande a paseo y regresar a la tienda.

The Shopkeeper nos lleva a repetir lo mismo una y otra vez

The Shopkeeper “se reinicia”, y vuelta a empezar. Para conseguir averiguar lo que desea, tenemos que ir fijándonos en las pequeñas variaciones en los diálogos, que por otra parte acaban siendo repetitivos, y en inglés. Y sin subtítulos, ni en inglés ni en español.

Al final, rascando, rascando, logramos nuestro propósito; pero que The Shopkeeper sea únicamente en inglés hablado hace que sea muy difícil apreciar estas sutilezas. Hablando de las voces actorales, tampoco consiguen tener un tono rico o brillante, o que consiga atrapar nuestra atención, captarla para descubrir las vicisitudes de la señora. Las interacciones son también muy limitada, y tampoco es que el título se esfuerce en contarte cómo proceder. Tocamos elementos de la pantalla y a veces uno camina o habla, o...

El idioma es un escollo importante para acceder a este juego

Tampoco ayuda su estilo artístico: excesivamente sobrio y torpe, parco en detalle y que incluso enseña tipografías confusas a la hora de ser leídas. En definitiva, The Shopkeeper es un videojuego al que solo podréis jugar si tenéis un nivel de inglés bueno, bueno, paciencia y ganas de probar un juego extraño. La idea no es mala y la repetición es propia de un videojuego, pero la premisa no acaba de funcionar, es liosa y lo peor: no es divertida.