5 ítems emblemáticos del videojuego

Tras más de cuarenta años con los juegos interactivos en nuestra vida, hemos visto infinidad de elementos que se han quedado en nuestra retina para siempre, y que muchas veces han saltado a la vida real en forma de llaveros y chapas. Porque los amamos. Porque son parte de nuestra vida.

Aquí va nuestro particular Top-5 de ítems icónicos del videojuego, seguro que vosotros tenéis los vuestros pero estos cinco son puro ocio interactivo.

5. Los pollos asados en contenedores de basura

Un videojuego de pelea callejera como Final Fight te jura y te perjura que es la cosa más normal del mundo que si revientas a tortas un contenedor de basura ahí puede encontrarse una manzana, una tarta y también un pollo asado recién hecho que el cuerpo asimila con tan solo agacharse ante él, ingiriéndolo a la misma velocidad que Pac-Man come bolitas.

Los más jóvenes del lugar alucinarán al llegar a un juego retro (para los que no sepáis lo que significa “retro”, quiere decir “juego genial que tienes que jugar aunque te parezca feo, copón”). Esta cosa rara de no poder masticar la comida con las que nos curamos se alivió con el tiempo meidante vendas con su correspondiente animación y eso de la reanimación si esperas, que al final condena la dificultad del juego, si no se aplica bien.

4. Las cerezas de Pac-Man

Los ítemes no solo valen para curar, también para dar puntos. Ahora eso de puntuar nos da un poco más igual, pero antes lo era todo. En los títulos de las recreativas más añejas no había una historia que seguir, ¿cómo mantener una continuidad del juego y enseñarle al jugador que estaba avanzando? Pues mediante puntos.

Las cerezas de Pac-Man (y demás frutas) aparecían y desaparecían a su bola (nunca mejor dicho), obligándote a desviarte de tu camino, para atraparlas y hacer más puntos. Ahora para que nos interese salirnos de nuestro camino nos ponen logros, los nuevos puntos que sumar al marcador.

3. Los botiquines de los FPS

Fundamentales para la supervivencia, para títulos en los que no podemos rodar o esquivar, sino tragarnos un mar de balas hasta encontrar una esquina que doblar y guarecernos. Claro que sin regeneración espontánea hace de estos FPS títulos duros. Y fantásticos.

Tanto que videojuegos reguleros como Resistante 3 mejoraron una barbaridad por tener botiquines. El juego no es nada del otro mundo, pero la necesidad de tener que escondernos, ahorrar vida, no lanzarnos a lo loco y aprender del entorno antes de ponernos a disparar, hicieron de ese título uno muy a tener en cuenta.

2. Los anillos de Sonic

Sonic ahora está de capa caída; no para los más niños del lugar, que devoran los productos de la mascota de SEGA, ni tampoco para Nintendo, capaz de darle una presencia digna en sus Smash Bros. Pero siempre seguirá en nuestra mente el uso tan maravilloso que hacía de los anillos. Daba puntos, acceso a las fases de bonus pero también señalaba nuestros puntos de vida.

Esa fantástica sensación de perder todos nuestros anillos al recibir un golpe, y correr a recuperarlos no se ha visto en ningún otro sitio. Una genialidad que representa un maravilloso diseño de elementos de videojuego.

1. Seta de Mario

Inspiradas en las setas de Alicia, por aquello de hacerse grande; y luego pequeño en los títulos de Nintendo DS, es el ítem más representativo en el mundo de los videojuegos. No por ser el primero, ya que ya en Pac-Man tuvimos ítems que nos dejaban romper las reglas del juego y mejorar nuestra condición; pero ay, Nintendo.

Y cómo ha evolucionado esta seta: nos ha dado vidas, nos ha agrandado, achatado y hasta se convirtió en un personaje jugador: ese adorable Toad. Todo ello con la apariencia de una seta que en realidad es venenosa; pero la verdad es que no la querríamos de otro modo.

Estos son cinco de los ítems más representativos de los videojuegos, y vosotros ¿cuál guardáis en vuestro recuerdo que os ha parecido más chocante y divertido?