Hearthstone vs Magic

Porque Hearthstone no deja de ser una versión comprimida, reducida y adaptada del potente producto de Wizards of the Coast. En ambos hay hechizos, maná y criaturas, pero en el videojuego de Blizzard no hay instantáneos ni conjuros, ni criaturas que vuelan, dañan primero o cambian de fase y tampoco tierras. Pero al mismo tiempo sí que hay todo eso. La energía de invocación no se consigue mediante cartones colocados en la baraja, en Hearthstone en cada turno se nos entrega un cristal de maná.

Las acciones sólo se pueden realizar en el turno de uno, a no ser que se empleen unas cartas llamadas secretos, que utilizamos cuando nos toca y se activan solas en función de unas condiciones concretas. Por su parte, nuestros esbirros tienen una peculiaridad que se quita de encima todas las variantes de Magic en relación a atacar y bloquear; si no cuentan con la habilidad “provocar” no pueden parar golpes dirigidos al héroe.

Tomando la base de Magic, Hearthstone ha construido un fantástico juego de naipes.

Si comparamos Hearthstone con cualquiera de las iteraciones de Magic por los diversos sistemas por las que se han paseado, encontramos que han intentado llevar tal cual su esquema de juego, el mismo que se produce si disfrutamos de una partida con los mismos cartones, pero capando funcionalidades. Al mismo tiempo, tampoco se ha sabido manejar bien la entrega de cartas nuevas al jugador para que siga queriendo gozar del título. Dos elementos que tampoco se han corregido en la edición 2014 de Magic Planeswalker que, pese a ser buen título, adolece de esto antes mencionado.

No se puede jugar a las cartas de Magic si no se le concede a uno emplear toda su maquinaria de combos, triquiñuelas, aceleraciones de maná, alteraciones temporales, contras y envites. Lo que han hecho para trasladar la esencia de la marca a las pantallas no ha sido dar alternativas a esto, sino quitarlas. Hearthstone, que es listo como un gato, ha sabido comprenderlo y aprovechar la oportunidad dejada consiguiendo construir su fórmula jugable particular al adaptar esas deficiencias, bien, al ordenador.

Se podría pensar que Hearthstone es un producto oportunista; y lo es. Pero en el buen sentido.

Así, Hearthstone se traduce en mazos de treinta cartas donde siempre tendrás maná disponible para jugar, descripciones cortas de habilidades, partidas rápidas, mecánicas perfectamente asimilables, un preciso conocimiento de cuando puedes ejecutar tus cartas y cuando no. Y en el momento en el que remates la partida disfrutaras de una agilidad suprema para volver a escoger rival, retocar tu mazo, recoger tu premio en forma de nuevos sobres o juntar un nuevo puñado de naipes para probar con una nueva estrategia.

En el título de Blizzard es todo frescura y buen rollo, apurando este concepto en contra de lo que siempre parece querer proponer Magic: que pagues. Sí, Hearthstone se desarrolla a través de micropagos, pero realmente nunca te pide que saques la cartera. Puedes comprar sobres de cartas virtuales, pero también puedes ganarlos en partidas contra otros jugadores y superando las misiones que te propone, diariamente.

No hace falta pagar ni un euro para disfrutar de Hearthstone.

¿Es esto una crítica a Magic: The Gathering? En absoluto ¿Es un cántico a la mediocridad de todos los que quisieron llevar al juego de naipes original a las consolas? Tampoco. Magic no lo ha hecho bien no porque no haya podido, sino porque no ha querido. Ahora mismo se puede disfrutar de una partida a este juego a través del PC y del sistema que sus dueños han habilitado, claro que ahí los precios de las cartas mantienen una relación directa con el de los cartones físicos; y Wizards of the Coast lo controla y gana dinero con ello ¿por qué dar el paso de llevar su juego tal como está ya en ese modelo a Steam o a un formato más amable? ¿Pagaría la gente ajena los precios que se piden por según qué cartas? En estas preguntas se encuentran los motivos por los que Magic seguirá siempre reinando en su particular reino, pero en las respuestas es donde nos topamos con las razones por las que Hearthstone es magnífico.