Violencia y videojuegos ¿Somos los culpables?

A lo largo del tiempo, a multitud de gente le ha preocupado muchísimo esta cuestión: ¿Provocan violencia los videojuegos violentos? Muchos artículos cierran rotundamente esta cuestión con un no.

Además, es posible que no haga falta recurrir a sesudos estudios con enormes cantidades de datos para darnos cuenta de la limitada influencia de los videojuegos en la actitud de las personas, en palabras de Kristian Wilson, portavoz de Nintendo en 1989:

Cualquier jugador, dentro de un videojuego, ha participado en combates a muerte en un torneo de artes marciales, ha viajado a más de 200km/h en una autopista o se ha visto envuelto en tiroteos de toda clase. Si los juegos realmente afectasen a ese nivel a los jugadores, el índice delictivo sería astronómico aunque solo tuviéramos en cuenta el número de PS4 vendidas. Obviamente esto no ocurre así.

Los videojuegos puede que no hagan gente violenta, pero cuando ves esto en el Super Ghost n Goblins (Snes) sí que te pones violento

Cierto es que a lo largo del tiempo se le han atribuido a los videojuegos algunos Don Quijotes, gente que ha cometido crímenes por, en teoría, verse afectados por los videojuegos. Sin embargo, en las grandes polémicas, a pesar de un enorme estruendo mediático, los videojuegos jamás fueron la causa real del crimen, como se dijo en el famoso caso del asesino de la katana o, incluso, el en tiroteo de Columbine. A raiz de ello, y aprovechándose del desconocimiento, ciertas personas han usado el argumento de los juegos violentos para inculcar sus propias ideas.

¿Violencia en videojuegos? "Lo mismo dijeron del Rock and Roll"

Tal y como había dicho Miyamoto: “¿Qué los juegos son malos? Lo mismo dijeron del Rock and Roll”. De hecho, el único recuerdo que tenemos de videojuegos en la tele, los que ya tenemos cierta veteranía, es cuando salía algún juego especialmente polémico y aparecía en las noticias… ¿Quién podría olvidar cuando Carmagedom apareció bajo la narración de Matias Prats?

De hecho, como se ha demostrado en otros estudios, el ocio electrónico no solo no es malo si no que los juegos pueden ayudarnos a desarrollar determinadas aptitudes [en inglés]. Además, también se han usado para entrenar a profesionales y a estudiantes en diversas operaciones médicas, los videojuegos también se han usado para ayudar a recuperarse enfermos o medir los resultados de una operación.

Sin embargo, los jugadores sí somos culpables, y además en mayúsculas, de fomentar la violencia en videojuegos. No me refiero a la violencia física, si no a la violencia verbal, un hecho que, lamentablemente, todo el mundo parece obviar ya que los jugadores somos muy autocomplacientes y tendemos a olvidar esta vergonzosa parte de nuestro hobby.

Los que llevamos ya un tiempo jugando a juegos online, hemos ido viendo como, progresivamente, el lenguaje se ha ido tornando más violento, racista, sexista y homófobo hasta el día de hoy en la que el insulto y la vejación se han convertido en nuevo paradigma comunicativo en determinados juegos. La situación ha llegado hasta extremos tan inconcebibles que algunas empresas han tomado cartas en el asunto.

Riot Games, desarrolladora tras League of Legends, lleva ya tiempo en campaña para extirpar este tipo de comunicación de sus juegos, llegando incluso a crear videos para fomentar el buen espíritu de grupo. Otros juegos, como Final Fantasy XIV, para fomentar un estilo de juego más solidario, dispone de un sistema de puntos para los buenos jugadores, algo que anima a la gente a tratarse bien unos a otros.

Bien sea por miedo a un castigo, un ban, o por querer conseguir algo, unos puntos para poder adquirir objetos en el juego, el hecho es que no sale de nosotros ser educados en ambientes de juego online. ¿Por qué esto es así?

Por ello, la próxima vez que salga este debate, os animo a que además de repetir el permanente mantra sobre que los juegos violentos no convierten a las personas en asesinos, también reflexionemos en el otro tipo de violencia que sí que existe en los videojuegos y que degradan nuestro hobby.