Análisis de Assassin's Creed: Mirage - Una pieza imprescindible dentro de la saga
Ubisoft se toma un descanso y regresa a sus orígenes con un lanzamiento muy acertado que se convierte en Una pieza imprescindible dentro de la saga. Te lo contamos en nuestro Análisis de Assassin's Creed: Mirage
Dieciséis años después del primer lanzamiento, una de las sagas más exitosas de Ubisoft recibe una nueva entrega que regresa a sus inicios manteniendo firme el espíritu de su primer lanzamiento. Un capítulo que ofrece una experiencia distinta a la de los últimos episodios del que te hablamos en nuestro análisis de Assassin's Creed: Mirage: Una pieza imprescindible dentro de la saga.
Análisis de Assassin's Creed: Mirage
Assassin's Creed Mirage se siente como una experiencia muy diferente a los últimos episodios. Tras Origins, Odyssey y Valhalla, la saga se toma un respiro de esos escenarios mastodónticos y esas tramas enrevesadas para volver a ofrecer una historia más condensada, limitada a un área geográfica más reducida que la que llegó a intimidarnos en los arcos de egipcios, griegos y vikingos.
Mirage se siente como ese primer Assassin's Creed cambiando el califato omeya de Damasco por la era de oro de los abasidas en Bagdad y sin Desmond en 2012. Sin saltos a un presente futurista, sin alternar su enfoque y sin disonancias narrativas, la historia se centra en Basim, un huérfano de Bagdad que sobrevive como rata callejera en las calles de Anbar. Ubisoft hace que la historia orbite alrededor de este personaje y ofrece así una experiencia más condensada pero muy disfrutable que no sólo sirve para poner algunas piezas en el puzle de los últimos acontecimientos de la saga, sino que además se siente bien, muy bien, a los mandos.
Un regreso a tiempos mejores
Assassin's Creed Mirage se despoja de muchas de las mecánicas de las últimas entregas y recupera algunas de su pasado para montar mejor su historia. La de un joven perdido en sus pesadillas que se ve obligado a sobrevivir en unas calles dominadas por la Orden. Trescientos años antes de la aparición de Altair y de forma casi contemporánea a la de Eivor, Basim recorrerá la senda de los ocultos en una nueva fortaleza, Alamut, que será el núcleo alrededor del que orbitará toda su historia anterior a la aparición de los hasshishi de Masyaf.
Vaciar bolsillos, pasar desapercibidos, escuchar conversaciones ajenas e investigar los encargos antes de hundir tu daga oculta vuelve a ser tan satisfactorio como lo era hace más de quince años, aunque las mecánicas han sido mejoradas y pulidas para ofrecer una experiencia más consistente y coherente. El combate también da un paso a un lado despojándose de todo ese tema de los niveles para permitir que nos enfrentamos a todo tipo de enemigos desde el principio sin que limitaciones de nivel y alertas de calavera roja nos digan que no podemos avanzar porque antes debemos farmear experiencia. La desaparición del arco y armas de todo tipo nos permite centrarnos en la espada y la daga, la esquiva y el bloqueo, recuperando esa sensación de fluidez frente a contundencia que echábamos de menos en la saga.
La exploración y el parkour también vuelven a sus orígenes con una ciudad que se disfruta siendo explorada a pie de calle. El parkour ya no es tan sencillo como pulsar un botón y darle arriba al stick derecho: tendremos que encontrar la ruta para llegar a lo alto de las atalayas o poder entrar en la fortificación de turno. Como nota accesoria, subir o no a la atalaya será decisión del jugador, pudiendo aprovecharlas para desbloquear puntos de viaje rápido o pasando de ellas y moviéndonos rápido a la vieja usanza con la ayuda de nuestras monturas.
Pero no se siente viejo
Leyendo lo anterior puede parecer que Mirage es un reboot de mecánicas antiguas, pero lejos de eso, el estudio galo se centra en renovar la fórmula y despojarla de lo más superfluo para crear un nuevo capítulo que entra bien y sirve de pausa en la saga sin olvidar por ello avanzar en su lore. La historia ofrece un sistema de progresión ya conocido basado en investigaciones que, en esta ocasión, funcionan bastante mejor gracias a su escenario más condensado y a las habilidades de Basim.
Explorar las distintas localizaciones, hablar con testigos, colarnos en diferentes edificios del califato o la orden y buscar pistas nos hará avanzar, encontrar la conexiones de nuestros sospechosos con la orden y justificar el ajusticiamiento pluma en mano para mandar a esos malvados a la Duat. Una vez llega el momento de hacer justicia, las fortalezas, escondites y demás ofrecen varias formas de entrar, ya sea recurriendo a la ayuda de los clásicos mercenarios, aprovechando las monedas de favor para recibir ayuda inesperada o recurriendo al clásico dilema de usar el sigilo o entrar espada en ristre acabando con todo lo que se mueva y lleve los colores enemigos.
Combate nostálgico
Mirage recupera el sistema de combate clásico en el que armados con un sable y una daga como única combinación posible podremos enfrentarnos a todos los enemigos sin necesidad de hacer cuentas y restar niveles. Podemos encontrar nuevas armas -siempre espada y daga- y armaduras y mejorarlas en la fragua, así como usar objetos como cuchillos arrojadizos, bombas de humo, dardos, o trampas explosivas y modificar sus efectos en la sede de los ocultos con ayuda de los hermanos ingenieros. No hay arcos con flechas, ni hachas ni armas mágicas, pero sí un sistema de bloqueo y esquiva que, mezclado con las bonificaciones de cada pieza de equipo, las habilidades de Basim y las herramientas, recupera esa sensación de letalidad de las entregas de Ezio y Altair.
Ojo, combatir en Valhalla era toda una gozada, pero Mirage es muy consciente de su tiempo y de lo que quiere contar ofreciendo un sistema de combate que resulta tremendamente grato a los mandos a pesar de ser muy diferente a ese manejo de Eivor y su contundencia a dos manos. La falta de arco es todo un acierto, obligándonos a entrar en batalla a corta distancia o a aprovechar el sigilo para cumplir nuestros encargos. Un sigilo que cobra especial sentido por el diseño de niveles y ciudad de Mirage, que brilla especialmente con una Bagdad muy intuitiva. Las localizaciones de encargos plagadas de posibilidades se configuran como retos lógicos y puzles en los que encontrar la forma de dar el siguiente paso se convierte en uno de los aciertos del juego.
Mucho contenido para jugar
Assassin's Creed Mirage llega a precio reducido con una oferta de juego menos extensa que la que disfrutamos en los últimos capítulos de la saga, pero eso no significa que sea menos juego ni que estemos ante una experiencia a medias. Más allá de la campaña de Basim, que hemos terminado en unas muy agradables 16 horas, Mirage ofrece contenido de sobra para estar liados el tiempo que queramos. Coleccionables con sentido, sub-historias de Bagdag, contratos que encontraremos en las sedes de los ocultos y, mis favoritas, enigmas en forma de mapas y pistas, te tendrán atareado mucho tiempo si no eres un analista con fecha de embargo.
A esto se une un end-game muy bien metido que te permitirá regresar a Bagdag una vez vistos los créditos finales y disfrutar de todas las actividades que dejaste atrás en tus prisas por descubrir el final de la historia de Basim. Libros perdidos que necesitan volver a la Casa de la Sabiduría, artefactos para patrocinar la revolución, esquirlas misteriosas y todo lo mencionado anteriormente consiguen que continuar la aventura siga siendo tan grato como la campaña principal.
Una pieza imprescindible dentro de la saga
Assassin's Creed Mirage sirve como nueva entrega, como respiro en medio de la saga y como nexo de unión entre los varios arcos de Assassin's Creed dando contexto a uno de los personajes más interesantes de Valhalla y creando el poso del que tomará forma el próximo paso en la saga. Entra bien, es fresquito y llega a un precio más que asequible de 49,99 euros de lanzamiento sin renunciar a ofrecer una experiencia tan completa como diferente a los últimos lanzamientos.
Jugado en Xbox Series X, Mirage funciona bien con sus dos opciones gráficas, rendimiento y calidad, con algún problemilla de tearing que estamos seguros que se arreglará a la mayor brevedad. La reducción del escenario se nota en una mayor calidad de las IA, un número de animaciones mayor y un rendimiento superior al de anteriores entregas. Bagdad se disfruta más yendo poco a poco, el nuevo viejo parkour es un punto accesorio, y el mimo con el que trata Ubi a sus juegos en lo tocante al excelente doblaje en castellano y sus melodías termina por dar forma a un episodio que es un imprescindible para cualquier seguidor del lore profundo de Assassin's Creed.
