Análisis de Rad - ser un mutante es divertido

En nuestro análisis de Rad encontrarás nuestra crítica y opinión después de haberle dedicado al juego varias semanas de profunda exploración.

Rad es un roguelike, esto quiere decir que en teoría cada partida debería ser diferente y que tú jugabilidad dependerá enormemente de los objetos que vayas consiguiendo. Este género que fue popularizado por otros títulos indies como The binding of Isaac convierte a la experiencia jugable en un momento completamente en el cual el jugador no sabe que puede llegar a pasar y dónde la aparición de un nuevo objeto es una experiencia tanto emocionante como ligeramente agridulce.

Agridulce porque dependerás muy a menudo de objetos que sean realmente poderosos y colosales como para poder tener una partida que sea realmente divertida y emocionante porque la sensación que obtienes cuando por fin te haces con un combo que sea realmente fuerte es muy difícil de imitar en otros juegos de géneros diferentes. Rad no fracasa a la hora de plantear tanto un videojuego entretenido cómo que emocionan las diferentes mutaciones con las que puedes ir encontrándote. Sí que es cierto que las primeras 10 o 15 partidos carece de una gran diversidad de mutaciones lo cual genera la ilusión errónea de que el videojuego no tiene suficientes objetos como para poder ofrecer una experiencia sorprendente en cada partida. Sin embargo, como todos los roguelike que realmente se precien, la clave está en conseguir para desbloquear nuevos niveles y nuevos personajes.

Análisis de Rad - sobre los fundamentos básicos del juego

Ambientada en un universo distopico en el que la caída de una roca hasta el cielo causó una oleada de radiación que acabo con todo la vida que había en el planeta, Rad nos pone en la piel de tres adolescentes cuyo cometido será atravesar un portal hasta llegar al otro lado donde deberán poner en funcionamiento una serie de objetos que filtra la radiación y permiten que la naturaleza vuelva a tomar el dominio del planeta.

Sin embargo eso no será fácil ya que contaremos solamente con la ayuda de nuestro bate de béisbol y la capacidad de absorber radiación y convertirla en mutaciones que nos permitan seguir sobreviviendo a cada uno de los desafíos. El mundo está completamente plagado de pequeñas criaturas mutantes y robots que se han vuelto completamente locos y que encontraremos en diversos tamaños y formas y con diferentes patrones de ataque que intentarán acabar con nuestros tres corazones de vida. A lo largo de los niveles tendremos que ir avanzando y explorando tanto por túneles subterráneos como por la superficie hasta conseguir llegar a las estructuras y totems y ponerlas en funcionamiento. Esto activará una puerta mayor detrás de la cual se esconde un jefe final al que tendremos que vencer.

La clave de la jugabilidad de Rad estriba precisamente en el hecho de que debemos conseguir asesinar y acabar con la mayor cantidad de enemigos posibles (y a ser posible, en combos encadenados) para obtener la suficiente experiencia que nos permita llenar una barra en la parte superior y conseguir una mutación activa que no esté nuevas habilidades. Solamente tendremos tres corazones de partida que podrán ser ampliables conforme vayamos acabando con los jefes finales y qué podemos rellenar únicamente con bebidas isotónicas o plantas que encontremos por el suelo. Como es habitual en estos juegos los elementos y objetos que nos permiten restaurar nuestra salud no serán del todo abundantes.

Análisis de Rad - una ambientación en los 80

El videojuego recuerda a una extraña mezcla entre la popular serie de Netflix: Stranger Things y el loco videojuego inspirado en Mad Max: Borderlands. Para empezar, los personajes y todos los elementos que nos encontremos irán imprimados con el característico estilo de cellshading que los hace parecer personajes de un cómic americano extremadamente motivados.

Tal y como se esperaría de un mundo en radiación, la paleta de color es un persistente flúor verde, azul, amarillo y sobre todo, rosa. Los personajes con los que nos encontremos serán una combinación entre los magos de Magicka y la estética americana de Stranger Things: con chaquetas cortas de tipo jugador de baseball y una apariencia del todo sassy que hará que desbloquear a nuevos personajes con los que jugar sea toda una delicia.

Conforme vas avanzando a lo largo del juego irás escuchando la voz de un narrador que suelta pequeñas frases que te ayudarán a construir el lore de ese mundo post-apocalíptico por tu cuenta. Te encontrarás de esa forma con silos escondidos y cerrados con cadáveres en su interior como reminiscencia de los que intentaron sobrevivir a la radiación y enormes montañas de televisiones analógicas apiladas. Además, como en otros videojuegos cañeros o con mala leche como Travis Strikes Back, escucharemos frases motivacionales o que se burlan de los enemigos cuando acabemos con ellos.

Análisis de Rad - nuestra opinión sobre el juego

Es cierto que los primeros minutos jugando a Rad pueden parecerte algo ortopédicos, especialmente teniendo en cuenta que no tienes más que un puñado de mutaciones a mano y que estas parecen repetirse con demasiada frecuencia. Pero una vez que empiezas a desbloquear a nuevos personajes, nuevas manías (hándicaps) con los que jugar, etc., la cosa se vuelve divertida.

El juego no tiene una dificultad correctamente escalada y a partir del mundo 3 no importa demasiado tu habilidad: si no has tenido suficiente suficiente con las mutaciones activas de los dos anteriores niveles, entonces realmente estás completamente vendido.

El juego mejora con la cantidad de horas que le eches y los ítems que vayas desbloqueando. Es cierto que hubiera apreciado más variedad en la tienda y que los niveles subterráneos son bastante aburridos de ir explorando hasta el punto de que parece que estás realizando una tarea aburrida por una recompensa, pero me sorprendí a mí misma varias veces esta semana queriendo volver a casa para jugar y las partidas, aunque intensas, pueden ser lo suficientemente cortas como para no tener que apartar dos horas de mi agenda para él. Para mí, una opción más que recomendable.

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